El ex presidente del Gobierno Felipe González aceptaría que su sucesor en la Moncloa, José María Aznar, regresara a la política, "pero para competir como otro más", no sintiéndose "obligado, para salvar a la patria". Esa posibilidad, sí que le dejaría "inquieto", admitió ayer el ex mandatario socialista ante la prensa, en una jornada sobre el futuro de Europa que se celebró en París.

A priori, González no pone pegas a una hipotética vuelta de Aznar a la política activa. "Si quiere volver, que vuelva. Ningún problema. Está muy bien, pero para competir como otro más", dijo el ex líder del PSOE a los periodistas. Y matizó: "Lo único que me inquietaría sería que se sintiera obligado a volver para salvar a la patria".

Con todo, y con carácter general, el ex jefe del Ejecutivo aseguró que Aznar tiene absoluta libertad para definir sus propias posiciones y que no quiere contraponer las figuras de Aznar y su heredero, Mariano Rajoy, cuyas políticas económicas merecieron una desautorización del ex presidente del PP la semana pasada en una entrevista en Antena 3.

Es más, dijo que se puede discrepar de esas políticas, y la prueba es que él lo ha hecho. Eso, incluso en la discrepancia se puede estar dispuesto a cooperar y ayudar en lo que conviene al país. Algo que, no obstante, resulta más difícil para los ex mandatarios, a los que volvió a comparar con "jarrones chinos", que son valiosos pero estorban allí donde se los coloque.

En las mismas declaraciones a la prensa, González dio a entender que la semana pasada -precisamente el día que Aznar habló en Antena 3- se entrevistó con Rajoy en la Moncloa. "Cuando el río suena...", se limitó a deslizar, sin confirmar si la reunión había o no tenido lugar.

El ex presidente cree que no es a él a quien corresponde confirmar una cita de esas características. Pero sí quiso precisar que "sea cual sea el color del Gobierno", él siempre estará disponible para hablar con el jefe del Ejecutivo. "Creo que es mi obligación institucional", añadió.

Fuentes del Gobierno tampoco confirmaron la entrevista y señalaron que, caso de haberse celebrado, habría formado parte de las que componen la agenda privada del actual inquilino de la Moncloa.

Por otra parte, González dudó de que vaya a dedicar tiempo a leer las memorias que el lunes presentó quien fue su vicepresidente, Alfonso Guerra. Muy crítico con el ex "número uno" socialista y con su grupo de "aduladores", entre los que incluye a Joaquín Almunia y Carlos Solchaga. Guerra contestó que es "un honor" que González "dude" de si leerá su libro, porque "a lo mejor un día se pone a ello".

Entre tanto, el presidente del Congreso, Jesús Posada, aplaudió que Aznar aclarara el lunes en un acto en la Cámara baja que su discurso no va "contra nadie", sino que está "con todos los españoles".

Posada, quien fue uno de los dirigentes del PP más críticos con los comentarios de Aznar, dejó claro que el ex presidente no estaba enfadado con él y que su relación sigue siendo cordial después de muchos años siendo amigos.