La recepción oficial con motivo del 34.º aniversario de la Constitución sirvió ayer para reabrir el debate sobre una reforma de la Carta Magna, algo que los líderes políticos han supeditado a lograr el mismo consenso que en 1978 propició su promulgación. Un objetivo que Mariano Rajoy descartó abiertamente porque "está plenamente vigente y la debemos conservar muchísimos años". El líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, abogó, en cambio, por revisarla, para que la sanidad pública sea un derecho fundamental como la educación.

"Nos ha dado bienestar y prosperidad" y sigue siendo "una regla de juego que permite la convivencia", aseveró Rajoy. "Fue modificada en dos momentos importantes (Tratado de Maastricht y el pacto fiscal) y es un marco que debemos conservar para los próximos años", explicó. Al reivindicarla, el presidente destacó el esfuerzo conjunto que la hizo posible "en un momento político muy complicado", para advertir a continuación de "la situación muy difícil que ahora afecta a la inmensa mayoría de los españoles".

"Estoy convencido de que vamos a superar este momento, aunque las cosas no sean fáciles", añadió Rajoy, quien garantizó que 2013 va a ser mejor que este año y que en 2014 se volverá a crear empleo. El presidente subrayó que una reforma del texto debe tener muy claro su objetivo, contar con un amplio consenso y ser oportuna. En concreto, dijo: "¿Reformar? Depende para qué, con qué objetivos y con qué acuerdo se cuente y concite".

En cambio, el socialista Alfredo Pérez Rubalcaba exigió primero cumplir la Constitución y después "adecuarla a los tiempos" porque, a su juicio, no hay "mejor forma de defenderla". El líder de la oposición planteó incluir un artículo 27 bis a la Carta Magna para que la sanidad sea considerada un derecho fundamental "al lado de la educación" y deje de ser únicamente un "principio orientador".

El líder del PSOE supeditó la reforma a que se haga con el mismo consenso con el que se aprobó hace 34 años, pero evitó ahondar sobre el alcance de esa revisión de la Carta Magna y tampoco respondió a la pregunta de si en la actualidad no se cumple su articulado.

En nombre del PP, Dolores de Cospedal advirtió de que las aspiraciones soberanistas no están dentro de la Constitución y dijo que si hubiera que hacer alguna reforma, deberá ser prioritaria una revisión sobre la sucesión a la Corona, de forma que no prevalezca el varón sobre la mujer.

El presidente el Congreso, Jesús Posada, alertó de que en una crisis económica como la que atraviesa España "no es el momento de plantear aventuras revisionistas de dudoso resultado", ni de ahondar en las discrepancias "aunque existan", sino de fomentar el entendimiento.

El del Senado, Pío García-Escudero reconoció que la España actual es muy distinta de la de 1978 y por eso entiende que se cuestione el grado de vigencia de la Constitución, pero dijo que el texto sigue dando respuesta "eficaz" a los problemas y necesidades que hoy se plantean.

También defendió los principios constitucionales la líder de UPyD, Rosa Díez, para quien la libertad, la igualdad y la justicia son derechos "innegociables" que deben quedar garantizados en cualquier revisión.

Los partidos nacionalistas, como CiU, ERC o el PNV, no estuvieron en acto institucional, al igual que IU. Cayo Lara se acercó un momento al Senado para denunciar que no había nada que celebrar porque la Constitución "se viola" sistemáticamente y solo beneficia a banqueros y especuladores. Josep Antoni Durán Lleida afirmó que en su página web que Rajoy "no se puede esconder" en sus "silencios inaceptables" sobre "la agresión" de la reforma educativa al catalán y se preguntó si la Constitución no defiende esta lengua. Mientras, ERC pidió una Carta Magna para Cataluña y las juventudes del PNV han presentado el texto de una Constitución para un País Vasco independiente.

Fuera se concentraron trabajadores de Telemadrid, curiosos y descontentos para hacer patente su protesta hacia los dirigentes políticos, cada vez más cuestionados, a los que dirigieron gritos de "¡Chorizos!" y "¡Mentirosos!".