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Jesús Bahillo: "El club debe poner más énfasis en propuestas, análisis y críticas; entidades recreativas sobran"

"Patricia García tiene tres ventajas para ser presidenta: es mujer, su juventud y tiene una experiencia previa contrastada con AJE"

Jesús Bahillo: "El club debe poner más énfasis en propuestas, análisis y críticas; entidades recreativas sobran"

Jesús Bahillo vuelve hoy a la que fue su casa para analizar en una mesa redonda los 25 años del Círculo de Empresarios de Galicia y su impacto en la sociedad civil gallega y a la vez recibir el reconocimiento de la entidad que dirigió durante dos décadas y de la que es cofundador. Estará acompañado por el presidente del club, Juan Güell, su vicepresidente, Emilio Pérez Nieto, y su futura presidenta, Patricia García. Bahillo asegura que el círculo ha salido fortalecido de las crisis económica e institucional sufridas en estos últimos años, aunque echa en falta una mayor labor de lobby.

- ¿Cómo se ve el Círculo desde la barrera?

-Superó esta etapa un poco difícil que tuvimos al final de mis últimos dos o tres años en la dirección. Con la crisis cayeron muchas empresas. Nos afectó. Pero lo veo bien. Sí creo que debería poner más énfasis en los posicionamientos, propuestas, análisis e incluso críticas públicas, si fuesen necesarias. El Círculo tiene varias patas: las relaciones empresariales, la formación y la información a través de los foros, los servicios a los socios, pero sobre todo jugar un papel activo en la sociedad civil. Lo digo sin ningún tipo de limitación: ser un grupo de presión.

- ¿Se han mantenido los valores con los que nació?

-Cuando la familia Fernández Alvariño plantea la puesta en marcha de un club financiero en un edificio de su propiedad en la calle Pontevedra, ellos pensaban en un modelo como el del Club Financiero Atlántico de A Coruña, el Club Financiero Génova, en Madrid, o el Círculo Ecuestre de Barcelona. Son sociedades de empresarios, de élites económicas, pero casi casi recreativas. Fomentan las relaciones, prestan servicios (restaurantes, gimnasio, etc.), pero nada más. Yo no conozco ni un posicionamiento público de estas tres entidades que afecten a los empresarios, ninguno.

- El modelo fue otro.

-Cuando de manera casi inmediata me hago cargo del proyecto, planteo tres condiciones: cambiar la ubicación, darle contenido y ponerle caras. Esto significaba de salida tener el apoyo de algunas personalidades importantes del mundo de la economía, la sociedad, etc. Nos pusimos en contacto y ésa fue la salida. Yo tenía otros referentes, como el Círculo de Economía, de Barcelona, y el Círculo de Empresarios de Madrid. Entendía y sigo entendiendo que los empresarios tienen un papel muy importante que jugar en la sociedad civil. Y lo que quise impulsar fue una cultura empresarial, de manera que ellos [los empresarios] entendieran que el éxito de sus negocios depende por una parte de su gestión, y por otra, de las condiciones y el entorno en el que desarrollan su actividad. Y ahí chocamos con las instituciones políticas.

- La fusión de las cajas, la política lingüística? Algunos de sus pronunciamientos fueron sonados.

-Esos fueron muy polémicos.

- ¿Qué fue más duro, la crisis o poner el Círculo en marcha?

-La etapa de la crisis. Al poner esto en marcha supimos transmitir un mensaje atractivo. Cuando me reunía con los empresarios para explicarles lo que queríamos hacer les pareció tan atractivo que pagaban entre 2,5 y 2,9 millones de las antiguas pesetas por una acción para estar aquí dentro.

- ¿Ha salido la entidad fortalecida de esa etapa?

-El que Juan Güell repitiera fue determinante. Es un hombre muy inteligente, muy formado, conocía la casa y era el único que podía superar el principal problema que tuvimos, que no era tanto que hubiese unas ciertas tensiones lógicas por la crisis, sino la disociación de las dos sociedades. Mientras yo estuve de director, las dos eran una sola. El presidente era el mismo, y el director, también. Yo tenía las cuentas por un lado de la asociación, las facturas, y por otro, de la sociedad anónima, la hipoteca, el mantenimiento del edificio, etc. El problema surge cuando Fernández Alvariño decide irse por cuenta. Se crea una tensión que mantiene a la sociedad con algunos problemas durante dos o tres años, pero la llegada de Juan Güell lo resuelve. Consigue el apoyo social de las dos entidades y se acabó el problema.

- ¿Mantiene su independencia el Círculo?

-Uno de los temas que cuidé desde un primer momento fue que la entidad se financiase con sus propios recursos. No queríamos estar subvencionados. De hecho, este tipo de entidades surgen un poco como compensación al vacío y la inacción de las confederaciones de empresarios. Estas son entidades que aunque oficialmente son representativas y están en la Constitución, los empresarios no se sienten representados por ellas. O no sienten por lo menos que defiendan sus intereses. Están diseñadas para la concertación con los sindicatos. El efecto de las confederaciones sobre las empresas es el mismo que el de los sindicatos.

- ¿Qué le parece Patricia García como próxima presidenta del club?

-Patricia tiene varias ventajas. Una, que es mujer. En mi experiencia profesional he podido comprobar que las mujeres son mucho más eficientes que los hombres, en general; tienen una mayor implicación en su trabajo, son más cumplidoras? Dos, su juventud; representa el salto generacional necesario. Cuando llegamos aquí teníamos cuarenta años, y he visto envejecer conmigo a muchos empresarios. Y a mayores, Patricia ya trae una experiencia previa contrastada con una buena gestión con AJE. El reto que tiene Patricia es de modelo: puede optar por el modelo del Club Financiero Atlántico, que a mí no me gusta, ni a los empresarios; o por el modelo del Círculo de Empresarios. Creo que optará por este último, porque entidades recreativas hay de sobra.

- ¿Cómo ve Vigo?

-Galicia ha tenido una trayectoria de debilidad con la administración del Estado. Y Vigo, hasta la llegada de Caballero, también. No tenía ningún peso ni ningún predicamento y yo lo viví cuando era diputado. Vigo tiene un problema fundamental, y es que no tiene instituciones políticas, nada más que su Ayuntamiento. Galicia tiene dos capitales, Santiago, que es la capital autonómica, y A Coruña, que es la del Estado, allí está la Delegación del Gobierno, la sede del TSXG... Vigo no es localista, reclama lo suyo.

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