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Albo desembarca en Libia y supera los 90 millones de ventas en un año de transición

La conservera viguesa invertirá un millón de euros en mejorar las instalaciones -El libio es el tercer mercado africano de atún

Primer desembarque de conservas de Albo en China. // SKMI

Entre las potencialidades de las empresas que se dedican a la comercialización de productos pesqueros está la posibilidad de venderlos a todo tipo de mercados con independencia de la religión que profesen sus habitantes. Es una palanca que advirtió Nueva Pescanova en su plan estratégico Todos a una, por ejemplo, y que ya antes había permitido a las conserveras Garavilla, Calvo o Pescamar su entrada en países como Argelia, Marruecos y Libia. Y a este último país es al que dirige ahora sus esfuerzos la viguesa Albo, que acaba de irrumpir con fuerza en el tercer mayor comprador africano de conservas de atún. El país magrebí elevó las compras de productos pesqueros gallegos en un 51% hasta noviembre, aunque todavía por debajo de las 2.000 toneladas. El objetivo de Albo, propiedad del holding chino Bright Food y filial de Shanghai Kaichuang, es ser un actor de primer nivel global precisamente en el segmento de túnidos.

Como avanzó FARO la estrategia expansiva de la histórica conservera (la marca es de 1928) incluía el desarrollo de "nuevos productos (incluidos aperitivos y atún blanco) y formatos para países europeos, el mercado interno y de África". Las exportaciones ya mejoraron el año pasado, como ha avanzado la publicación especializada Alimarket, aunque todavía representan una cuota residual del 4% respecto al volumen total de negocio. En 2017, año de transición para Albo por el desembarco de los nuevos propietarios -pagaron 61 millones por la compañía-, facturó 91,6 millones de euros, un 4% más que en 2016. Está, eso sí, ligeramente por debajo de los objetivos fijados en su plan estratégico, que establecían para 2017 un objetivo de ventas superior a los 95 millones. La meta de la conservera es de rebasar los 100 millones de ingresos en 2019.

El exterior

Y es un objetivo asequible si persevera en la internacionalización dada la policromía de agentes que operan en España, donde el consumo de pescado no ha repuntado todavía. De hecho Albo dispone ya del código de certificación SAE (sistema de autocontroles específicos) para exportar a China. Allí han llegado las primeras doce toneladas de conservas de atún elaboradas en Vigo, como ha publicado Shanghai Kaichuang en su web corporativa. "Se movilizó a la gente para descargar y se demostró un espíritu de equipo", destacó la compañía en un comunicado con dos curiosas fotos en las que se aprecia cómo los trabajadores descargan las cajas de conserva bajo la nevada. Las exportaciones son clave para toda la industria transformadora gallega de pescado, que en 2017 logró un hito al rebasar los 2.000 millones de ingresos en el exterior, como anticipó este periódico.

El mercado mundial de túnidos está capitaneado por compañías como Bumble Bee, Bolton Group ( Garavilla, Calvo) y Tri Marine. Para competir a nivel global, tras conseguir el desembarco en Europa de mano de Albo, Shanghai Kaichuang construirá una megafactoría en Zhoushan de más de 40.000 metros cuadrados aprovechando el know-how de Vigo (costará más de 27 millones) y explora oportunidades en el Atlántico y el Índico para hacerse con pesqueras con cuota. Toda una red con apoyo gubernamental que tendrá incluso una pata de transporte marítimo en alianza con la helena Lavinia Cannon Shipping. Con esta sociedad prevé reducir costes de terceros en la compra y venta de productos y el aprovisionamiento en alta mar de combustible con el alquiler de petroleros.

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