Pescanova Sociedad Anónima (o vieja Pescanova) celebrará en una semana junta ordinaria de accionistas, en la que se aprobarán las cuentas de 2016 y detallarán los pormenores de la batalla judicial que mantiene con su heredera industrial, Nueva Pescanova. Pero nadie sabe quién va a ir. O, más aún, nadie sabe de quién es hoy vieja Pescanova. Porque la sociedad cambió de manos quince veces desde que volvió a cotizar el 7 de junio tras más de tres años suspendida, y porque dos de sus antiguos socios de referencia (el fondo Broadbill Investment Partners y Crisgadini, de la asturiana Carolina Masaveu) escaparon en cuanto pudieron monetizar su inversión. Entre ambos obtuvieron plusvalías de casi dos millones de euros.

"Hasta que no lo notifiquen a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) no tenemos forma de saberlo", exponen fuentes próximas a la empresa por la propiedad de los mayores paquetes accionariales. En el registro del supervisor bursátil solo constan cinco accionistas relevantes, dos de los cuales están sujetos a medidas cautelares en la Audiencia Nacional por su presunta responsabilidad en la quiebra de la empresa. Aunque en sede judicial el expresidente Manuel Fernández de Sousa declaró una participación del 5%, según la CNMV dispone del 7,5% de los títulos, frente al 5,8% de Luxempart. Este fondo, que propició la persecución penal de la antigua cúpula directiva, ha dado por perdida toda su inversión, de 52 millones (entre acciones y bonos), pero no se ha desprendido de nada.

Tampoco Cartesian (participa a través de Silicon Metals Holding), que preserva el 5%. Es otros de los accionistas que batalla activamente en la Audiencia Nacional para recuperar los 24 millones que, sostiene, perdió en la multinacional pesquera. Fuentes del mercado sostienen que la decisión de no desprenderse de los títulos (tanto de Cartesian como de Luxempart) sería únicamente una estrategia de cara al juicio en la Audiencia Nacional, ya que no parece factible compensar el quebranto de las inversiones, rebajadas a valor cero. Quien sí decidió vender fue uno de los socios históricos, José Antonio Pérez Nievas (Iberfomento), que en junio se deshizo de un pequeño paquete de acciones. Está imputado al igual que Alfonso Paz-Andrade, que tiene algo más del 3% del accionariado.

Pero la pregunta de quién asumió el 11% que tenía Broadbill o el 7% de Masaveu no tiene respuesta. "Es comprensible y era esperable una elevada volatilidad del valor después de tanto tiempo, pero la verdad es que sorprenden los volúmenes con los que regresó a Bolsa", admite un inversor. El único plan de negocio de Pescanova SA pasa por permanecer en el accionariado del holding pesquero, del que ahora posee apenas el 1,65%. Aspira a recuperar el 20% que tenía antes de mayo, cuando Nueva Pescanova ejecutó una ampliación que, a juicio de la antigua matriz, era innecesaria. Por lo pronto, y pese a un escenario adverso, la sociedad se ha estabilizado en los 1,30 euros la acción y una capitalización de casi 38 millones de euros. El misterio de los dueños de la vieja Pescanova se despejará, si caso, el 18 de septiembre (en primera convocatoria).