La decisión del banco chileno BCI de solicitar la quiebra de una de las filiales de Pesca Chile, Acuinova, enojó al consejo de administración de Pescanova. Su presidente, Juan Manuel Urgoiti, fue muy crítico con la decisión de la entidad ya que la pesquera había alcanzado un preacuerdo con los acreedores del país para frenar la liquidación de Pesca Chile. Una especie de pacto de no agresión que se rompió el 14 de enero, y ante su incumplimiento Urgoiti anunció una batalla legal para evitar la pérdida de esta compañía. El presidente del grupo aseguró a la prensa local que, teniendo en cuenta que Pescanova tiene el 20% de su filial salmonera, el administrador concursal (o síndico) tendría que recibir el permiso de la gallega para venderla. No obstante, y en tanto el proceso de quiebra que afecta a Acuinova es independiente al de su matriz, Pesca Chile, el privilegio que defendió Urgoiti se ha perdido.

Así lo apuntan fuentes jurídicas chilenas conocedoras del proceso. "La petición de quiebra podrá acelerar la venta de Pesca Chile si no hay un acuerdo entre las partes", exponen. Acuinova tiene un síndico distinto al de su matriz, como ya avanzó FARO. Se trata de Mariclara González Lozano, que ha decretado la "continuidad de giro". Es una figura legal que permite a una empresa quebrada continuar con la actividad, en este caso para garantizar el alimento de los salmónidos en su proceso de cría y engorde en agua dulce. El 28 de febrero, a petición de la propia Acuinova, está convocada una junta extraordinaria de accionistas para abordar su compleja situación. El 19,98% de esta firma pertenece a Pescanova, mientras que el 80,02% restante es de la matriz, Pesca Chile.