La multinacional helvética Lonza ha completado una inversión de 90 millones de euros en su centro de cultivos celulares de Torneiros, en Porriño, que se ha convertido en la mayor planta biotecnológica de España, en la que se producen compuestos oncológicos. El grupo farmacéutico ha destinado la mayor parte de esta inversión a transformar estas instalaciones de "monoproducto a multiproducto", como se conoce en la jerga farmacéutica a los laboratorios con capacidad para fabricar más de un compuesto a la vez. Lonza Biologics Porriño ya es una de las plantas de referencia de la compañía suiza, que la semana pasada reunió en esta fábrica a directivos de tres continentes con el objetivo de concretar las estrategias de futuro del grupo.

La planta de Lonza dispone en la actualidad de cuatro reactores con una capacidad unitaria de 10 metros cúbicos cada uno, que la convierten en el centro más grande de España en cultivos celulares mamíferos. Hasta el año 2006, estas instalaciones habían producido exclusivamente Bevacizumab, principio activo del conocido anticancerígeno Avastin, para la multinacional americana Genentech (anterior dueña del centro). Pero la transformación de "monoproducto a multiproducto" de la planta ha ampliado el catálogo de compuestos que se elaboran en Porriño, donde se trabaja 24 horas al día los 365 días del año.

Para entender la magnitud de las instalaciones del grupo helvético en Torneiros, basta con echar un vistazo a sus necesidades energéticas y de agua. La planta consume tanta electricidad como un municipio de más de 40.000 habitantes, unos 23.000 kilovatios al día, así como unos 300 metros cúbicos de agua, que se captan directamente del río Louro. También gasta unos 27.000 kilovatios/día de gas natural.

Lonza había adquirido estas instalaciones a la norteamericana Genentech en noviembre de 2006 por un montante de 117,4 millones de euros, en una de las mayores operaciones comerciales registradas en Galicia hasta entonces. Tras la compra, el grupo Suizo anunció una inversión de 75 millones de euros para diversificar su gama de productos, aunque finalmente han sido 90 millones los gastados en el centro. Esto le ha permitido convertirse en la única compañía en España que suministra la cadena de proceso biotecnológico de fabricación comercial a gran escala, registro global y la comercialización biofarmacéutica.

Espaldarazo

La semana pasada, la planta de Porriño fue anfitriona por primera vez en su historia de una reunión de la alta dirección de los centros de producción de la multinacional ubicados en Reino Unido, Chequia, Suiza, Singapur y EE UU, en la que se estudiaron estrategias conjuntas, definieron objetivos y analizó el competitivo mercado actual en el que se desarrolla el sector.

Las operaciones globales y las sinergias entre las plantas del grupo fueron algunas de las acciones analizadas con el fin de aportar mayor valor a la empresa y ofrecer un mejor servicio a los clientes. La localización de los centros de producción en tres continentes, con fábricas de distintas capacidades, permite a esta multinacional ofrecer servicios diferenciados –y al mismo tiempo complementarios– tanto a los clientes actuales como a los futuros.

Los directivos mantuvieron también una reunión con los trabajadores para informarles de las actividades y retos de cada una de las plantas con el objetivo de incentivar el conocimiento global a escala corporativa de todos los proyectos que se están realizando en estos momentos.

Lonza, al igual que otras multinacionales helvéticas –como Nestlé–, se ha beneficiado en los últimos meses de la fortaleza del franco suizo para salir de compras al extranjero y diversificar su actividad. El grupo anunció el pasado mes de julio la adquisición de la estadounidense Arch Chemical, una transacción tasada en 1.400 millones de dólares. Con esta operación, Lonza prevé sinergias anuales por 50 millones de dólares y un repunte en sus ganancias prácticamente desde el primer año de fusión.

Lonza, CZ Veterinaria y su filial Biofabri, separadas apenas por unos pocos centenares de metros, han convertido a Porriño en la capital del Noroeste peninsular en investigación y producción de medicamentos para el consumo humano y animal.

Entre las tres empresas emplean a más de medio millar de personas, la mayoría titulados superiores dedicados a la investigación. Este sector tiene una larga tradición que se remonta al año 1939 con la instalación de Zeltia, que nació como resultado de una escisión del Laboratorio Miguel Servet de Vigo. La compañía nació gracias al genio empresarial de los hermanos José y Antonio Fernández López, que controlaban el 90% de la nueva sociedad. Más de setenta años, las tres grandes empresas afincadas en el Polígono de Torneiros ocupan 105.000 metros cuadrados –solo Lonza ocupa una superficie cubierta de 9.000 metros– y lideran las inversiones en innovación y desarrollo de este sector puntero en España.