“Sin proyecto industrial no habrá ayudas”. El Ministerio de Industria advirtió ayer de que la concesión de los 72 millones de euros adjudicados inicialmente a la planta viguesa de PSA Peugeot Citroën dependerá de que el nuevo presidente, Philippe Varin, mantenga los proyectos previstos para la factoría, entre los que destaca la puesta en marcha del primer centro de prototipos del grupo fuera de Francia. En caso contrario, esa inyección económica será retirada, según confirmó ayer el departamento que dirige Miguel Sebastián.

La factoría viguesa presentó -con Christian Streiff como presidente- dos proyectos al plan de competitividad del sector del automóvil de Industria, por los que obtendría 72 de los 800 millones totales, convirtiéndose en una de las factorías más beneficiadas por las ayudas del Gobierno. El primero de estos planes es la construcción de un centro de pruebas para los chasis de los nuevos modelos que desarrollen las marcas Peugeot y Citroën, mientras que el segundo proyecto se refiere a la fabricación de vehículos híbridos en las instalaciones de Balaídos.

No obstante, ahora será Philippe Varin quien decida si los planes industriales de Vigo siguen o no adelante.

Fuentes sindicales confían en que la elección del nuevo presidente no afectará al futuro de Citroën en Vigo, ya que se trata de la factoría más productiva del holding.

Varin llega a PSA Peugeot Citroën con el objetivo de devolver al grupo a la rentabilidad -en 2008 registró unas pérdidas de más de 340 millones de euros- y potenciar el desarrollo de las dos marcas, especialmente de Peugeot. La prensa gala vincula su elección con la posibilidad de que PSA Peugeot Citroën pueda aliarse o fusionarse con otros grupos automovilísticos, o con la posible de venta de algunos activos del grupo, como la financiera Banque PSA Finance o la filial de componentes Faurecia, de la que es accionista mayoritario, y cuyo valor en bolsa se ha desplomado en el último año.

Venta de activos

Analistas franceses coinciden también en que Varin sería el presidente ideal para llevar a cabo estas acciones, visto su éxito en la operación de venta de parte del grupo metalúrgico Corus al gigante hindú Tata.

Por otra parte, fuentes sindicales tampoco descartan que el nuevo presidente proceda al cierre de aquellas plantas menos productivas del consorcio automovilístico, dado que PSA cuenta con un exceso de capacidad de producción del 20%. “Las fábricas más rentables, como es el caso de la de Vigo, no deberían tener problemas, pero sí aquéllas que no lo son o que tienen mano de obra barata y por tanto, tienen menos coste en indemnizaciones”, apuntan las mismas fuentes. El constructor tiene actualmente 17 plantas de producción en todo el mundo, seis de ellas en cooperación con otras multinacionales del sector como Fiat o Toyota.