En los seis primeros meses del año fiscal, que acabará el próximo marzo, el mayor banco nipón obtuvo un beneficio de 92.020 millones de yenes (953 millones de dólares).

La compañía logró unos ingresos durante este periodo de 2,93 billones de yenes (30.326 millones de dólares), lo que supone una caída del 10 por ciento.

En el empeoramiento de los resultados tuvieron mucho que ver los 75.200 millones de yenes (777 millones de dólares) que perdió en inversiones financieras, en comparación con los 54.400 millones de yenes (562 millones de dólares) que ganó el año pasado.

El grupo anunció que planea pagar un dividendo de 14 yenes por acción el presente año fiscal, lo que significa que no habrá cambios respecto al año anterior.

La compañía prevé que a finales de año el beneficio neto será de 220.000 millones de yenes (2.276 millones de dólares), lo que significaría una caída del 65,4 por ciento respecto al año anterior.