Consignatarios y transitarios de los contenedores frigoríficos consideran que "por muchas bocas de inspección que se instalen, el problema sigue estando en los inspectores que en muchos casos establecen burocracias absurdas que terminan por cansar a las compañías que desvían sus tráficos a otros puertos, en especial al de Leixões".

Denuncian las empresas tansiarias que a pesar de que la plantilla es de ocho inspectores sólo trabajan dos por turno, ya que el resto está de descanso o inspeccionando en Marín o en los almacenes frigoríficos.

Señalan como ejemplo que hay partidas que se retienen más de un mes alegando que no tienen permiso para entrar en España, pero después le dan la razón a la empresa transitaria. "La mercancía parada nos cuesta 6.000 euros al mes al tener que estar los contenedores frigoríficos conectados a la corriente, además de los daños que se le hace al cliente por no tener el contenedor en el punto de destino y en el plazo previsto", afirman fuentes de los consignatarios.