Cuenta atrás para la Casa de Don Álvaro: será un contenedor cultural para As Dores de 2025

Las obras comenzarán a mediados de abril | La planta baja albergará la oficina de turismo y un museo sobre el Cocido | La planta alta, con usos más abiertos, mantendrá el carácter burgués del antiguo dormitorio principal

Carmen Martínez, Román Rodríguez, José Crespo, Paz Pérez y Javier Bugallo.

Carmen Martínez, Román Rodríguez, José Crespo, Paz Pérez y Javier Bugallo. / Bernabé/Lucía Abeledo

Salomé Soutelo

Salomé Soutelo

El verano de 2025, o como muy tarde en las fiestas patronales de ese año, Lalín inaugurará la Casa de don Álvaro, reconvertida por entonces en un contenedor para eventos sociales y culturales, uniéndose así a la biblioteca, el edificio polivalente de la calle Manuel Rivero o el Museo Ramón Aller. En esta dotación incidieron tanto el conselleiro de Cultura, Román Rodríguez, como el alcalde lalinense, José Crespo, quien considera que tras estas obras no habrá que incrementar las dotaciones para eventos culturales “hasta que superemos los 50.000 habitantes”.

Ambos, junto a miembros del gobierno lalinense y la directora xeral de Patrimonio, María del Carmen Martínez, acudieron ayer a la explicación de cómo quedará distribuido el inmueble según el proyecto del arquitecto Javier Bugallo. Las obras comenzarán a mediados de abril, de la mano de la empresa Obras Gallaecia, especializada en restauraciones complicadas.

Daños por humedades

Y la de esta casona construida en 1913 (en dos fases) es complicada porque, entre otras cosas, hay daños en la galería causados por la humedad, y porque habrá que reforzar vigas y elementos estructurales, ya que el inmueble, pensado a medias como vivienda (en parte de la planta baja y la superior) y que además funcionó como ferretería y oficina bancaria, ahora tendrá que aguantar más peso al tener un uso público. Además, se desmontarán elementos de los falsos techos para emplearlos en tabiques, en revestimientos o para un nuevo cobertizo en el jardín.

Será en esa planta baja donde se ubique la oficina municipal de turismo, lógico si recordamos que el inmueble está junto al kilómetro 0 y al pie del Camino de Santiago por su fachada sur. Así se demolerá la entreplanta realizada en los años 60 y después en 2007, a base de forjado de hormigón y lámina metálica. Habrá además un ascensor para facilitar el acceso a la planta alta y la cubierta, y se evitará que sobresalga de la cubierta la caja del mismo. En la planta baja podrá accederse a la escalera de la antigua vivienda, y habrá otro acceso desde la parte trasera.

También irá en esta planta baja, en la parte norte de la antigua vivienda, un Museo do Cocido que no será un museo etnográfico, sino que exhibirá carteles de la Feira do Cocido o incluso los pregones que se conservan. Se prevé, además, mantener el mobiliario del salón (de principios del siglo pasado) que da al jardín. Y se recuperará además el espacio cubierto con acceso por la rúa Pelayo.

La parte alta ya tendrá usos más abiertos. Aquí el elemento más singular es la antigua escalera. En esta planta se habilitará una zona como salón de actos y además se recuperarán zonas dañadas por la humedad en la carpintería existente y de paso cumplir con las normas de eficiencia energética.

Javier Bugallo explica las dependencias que albergará la planta alta del inmueble.

Javier Bugallo explica las dependencias que albergará la planta alta del inmueble. / Bernabé/Lucía Abeledo

La sala expositiva se corresponde con el antiguo dormitorio principal, y recreará cómo era la vida burguesa de comienzos del año pasado, algo relativamente fácil gracias a que el mobiliario se conserva bastante bien. El inmueble en esta planta contará además con una sala de exposiciones temporales y, en una esquina que da al kilómetro cero, quedará habilitada una sala de reuniones. Completa la dotación una sala de actividades para, por ejemplo, labores de apoyo informático.

En cuanto al bajo cubierta se modificará el último tramo de la escalera para acceder al espacio central de esta zona y así poder contar con un área de trabajo para organizar todos estos espacios públicos.

Más de un millón de euros

La reforma corre a cargo de la Consellería de Cultura y supone una inversión por encima del millón de euros. Aunque los trabajos disponen de un plazo de ejecución de nueve meses, ayer tanto Román Rodríguez como José Crespo calculaban que, entre las prórrogas, esta reforma no se convertirá en una realidad hasta la segunda mitad del año que viene.

“Será una de las construcciones históricas de Lalín”

Durante su intervención, el regidor lalinense tiene claro que esta reforma “va a ser una de las construcciones históricas de Lalín”, en un inmueble que significó mucho para Lalín y que ahora ya forma parte del patrimonio municipal. Crespo reiteró que “Lalín no habría adquirido esta casa si no fuese por Román Rodríguez”. En marzo del año pasado, hace un año, el Concello de Lalín y la Consellería de Cultura firmaron un convenio de colaboración para estas labores de conservación del inmueble. “Lalín podía tener fuelle para comprarla, pero si Cultura asumía la reforma”. Crespo aseguró que será un punto de referencia obligado cuando Lalín disponga de su almendra central, y que cuando escriba sus memorias –ya tiene título para ellas, O alcalde labrego– mencionará que esta vivienda “si no la comprásemos en su momento, ahora sería de un particular”.

Un plan de usos para que sea “un edificio vivo”

Cerró las intervenciones el conselleiro de Cultura, quien destacó que esta reforma es un ejemplo de buenas prácticas de colaboración entre las administraciones. Incidió en que la arquitectura civil también es patrimonio y que Lalín, desarrollado como pueblo en los años 60, no dispone de una gran riqueza patrimonial. Este edifico singular es ya patrimonio de los lalinenses y, una vez que esté abierto, “habrá que hacer un plan de usos muy dinámico para que sea un edificio vivo”.