El Pontevedra volvió a dejar señales este fin de semana de la falta de fortaleza mental que viene acusando durante toda la temporada y que es en parte responsable de la situación que en estos momentos ocupa en la tabla clasificatoria. El equipo fue mejor en el arranque al Real Madrid Castilla e incluso no acusó en exceso el tanto de penalti con el que se fueron al descanso, pero un nuevo error defensivo en los primeros minutos de la reanudación echó por tierra el trabajo de la semana y descentró a un equipo que tiene mucho trabajo psicológico para hacer si quiere salvar la categoría a final de año.

Error arbitral

El partido se quedó condicionado no solo por el tempranero tanto de la segunda parte, antes el Real Madrid entró de lleno en el encuentro con una injusta jugada que penalizó demasiado a los granates. El penalti señalado en contra de los lerezanos es inexistente, el jugador madridista se resbala solo y engaña totalmente al colegiado. El tanto desde los once metros condiciona después el partido, ya que hasta entonces el trabajo defensivo de los de Luismi estaba siendo impecable. Además genera consecuencias, pues David Añón vio la novena tarjeta amarilla del año y se queda apercibido de sanción en el caso de ver una nueva amonestación en jornadas venideras. Dicha pena máxima es la primera acción polémica de la era Luismi en el Pontevedra.

46 minutos

El Pontevedra estuvo en el partido muy poco tiempo. Los granates tiraron por la borda toda una segunda parte de la que apenas se pueden rescatar cosas. Luismi no escondió esto tras el partido e insistió en que el problema de la plantilla es de mentalidad, por lo que deberá trabajar en el aspecto psicológico para mantener la concentración y la tensión los 90 minutos pese a las adversidades. La temporada pasada el equipo se veía fuerte ante resultados adversos gracias a remontadas que dieron esa confianza al plantel, pero en este curso las cosas están saliendo al revés. La intención en el mercado de invierno fue la de firmar futbolistas veteranos que aportaran ese temple que le hacía falta al grupo en momentos críticos, pero eso solo se está viendo en casa.

Dos caras

El Pontevedra sigue demostrando dos niveles distintos esta campaña. El cambio de entrenador no ha conseguido mejorar la imagen del equipo lejos de casa y los granates son en estos momentos el peor visitante de la categoría. La losa que debe superar el conjunto pontevedrés lejos de casa es muy grande y con Luismi en el banquillo son ya cuatro las derrotas sumadas lejos de Pasarón. Lo más preocupante de todo ello es el hecho de no haber conseguido hacer ni un solo tanto en ellos. Parece poco probable que el Pontevedra vaya a salvarse solo con lo que consiga en casa hasta final de temporada. Tampoco parece muy factible que se vayan a conseguir todos los puntos en juego de Pasarón.

Jesús Barbeito

La familia Barbeito Sartages puede presumir ya de tener a dos jugadores en Segunda División B. Tras el debut de Juan en el último partido de la primera vuelta, Luismi ha dado la oportunidad curiosamente también contra un filial madrileño, de debutar a su hermano gemelo Jesús en el primer equipo. Las lesiones en el primer equipo han empujado a ambos desde el juvenil a la primera plantilla y, al igual que en el caso del lateral derecho, Jesús Barbeito no podrá presumir de haber debutado en liga con victoria, pero seguro que los más de 20 minutos de los que dispuso en Valdebebas no se le van a olvidar nunca. La familia al completo estuvo presente en el Alfredo Di Estéfano para ver jugar al centrocampista, incluido su hermano Juan al que la jornada de descanso en División de Honor le vino de perlas para poder viajar a apoyar a la familia. La cantera sigue avanzando a pasos de gigante en el Pontevedra y un futbolista importante como Garrido también llama a las puertas del primer equipo. Esta semana estuvo concentrado con la selección gallega de su categoría.

Afición

Desgraciadamente no todos los aficionados del Pontevedra que el domingo se acercaron a ver el partido pudieron hacerlo en el campo. La normativa del Real Madrid de no vender entradas, unida a la falta de información tanto del club local como del Pontevedra para avisar de que éstas debían ser solicitadas con antelación para ser tramitadas por el club granate, hizo que algunas personas que se acercaron hasta Valdebebas se tuvieran que dar la vuelta. El club lerezano tramitó las entradas de los seis aficionados que sabían de la norma por su propia cuenta y se lo solicitaron entre semana, pero los que desconocían que debían llamar antes a las oficinas de Pasarón para avisar de su intención de asistir al choque se quedaron sin fútbol por falta de información. Mientras tanto, el campo de fútbol del filial madridista ofreció una pobre entrada que no llegó ni al millar de aficionados.