El presidente celeste, Carlos Mouriño, llegó a admitir que prefería que el Celta B ascendiese a Segunda incluso por delante del título de Europa League para el primer equipo. Esas palabras de enorme magnitud no son sino el mejor ejemplo de la obsesión que existe en la institución olívica para ver cómo, por fin, su filial da el salto a categoría profesional y culmina el gran trabajo que desde hace años se lleva haciendo el base.

Nadie esconde en Casa Celta que el objetivo del filial es el ascenso. No lo hacían el curso pasado, cuando el potencial de su segundo equipo tenía poco que envidiar a los primeros espadas de la categoría. Y también se admite este curso, pese a que al técnico Rubén Albés no le guste imponerse un objetivo tan a largo plazo.

Por ello, no sorprende que el filial vigués llegue a Pasarón situado en la cuarta plaza justo cuando se ha traspasado el ecuador del campeonato. Lejos de los números del pasado curso, lo cierto es que el equipo dirigido por Albés va camino de encadenar su segundo play off consecutivo.

Todo pese a haber perdido a hombres de la talla de Iván Villar, Samu Araújo, Borja Fernández, Gus Ledes, Juan Mera o Borja Iglesias. Los Kevin Vázquez, Diego Alende o Juan Hernández permanecen del curso pasado y con ellos más Rai Marchán, Dejan Drazic o Dennis Eckert, el Celta B sigue compitiendo a buen nivel.

Pese a todo, el filial olívico no es un rival tan temible. Los celestes acumulan dos partidos consecutivos a domicilio perdidos: 3-0 en Talavera y 1-0 en Guijuelo. Además, fuera de casa solo ha sido capaz de cosechar 12 de los 32 puntos con los que cuenta. Sin embargo, dos de sus tres victorias han sido campos con solera. Venció en Ferrol (0-3) y Ponferrada (1-2). Su otro triunfo lo logró en casa del colista, el Valladolid B.

De este modo, tras comenzar muy bien en las primeras ocho jornadas (era segundo, con 18 puntos de 24 posibles y estaba invicto), en los últimos tiempos ha visto cómo la lógica irregularidad ha contagiado su dinámica. Ha perdido cinco de sus últimos once partidos, pero le sigue valiendo para estar en play off de ascenso, aunque un punto por encima del Rápido de Bouzas y a nueve del líder Fuenlabrada.

Viejos conocidos

El choque, más allá de la rivalidad habitual entre ambas ciudades, será especial para varios integrantes de la plantilla granate. Empezando por su técnico. Lusmi Areda se hizo un nombre como entrenador en el Cadete A del Celta, donde llegó a entrenar a Diego Alende o a un Brais Méndez que todo apunta a que el domingo estará en Balaídos con el primer equipo para medirse al Real Madrid.

Areda resta importancia a ese hecho: "Es una casualidad, pero me daba un poco igual contra quien fuese el debut. Será especial igualmente". Asimismo, destaca que "todo ayuda" para conocer más al rival, aunque recuerda que a estas alturas y en Segunda B, "todos conocen a todos".

Otros ex de la cantera celeste que mañana irán contra los intereses del equipo que los formó son David Goldar, Álex Fernández y Adrián Mouriño. Los tres llegaron al Celta B y fueron importantes en ese equipo, aunque solo el primero de ellos tuvo la oportunidad de dar el salto a Primera División. Pero de eso hace ya más de cuatro años.

En el bando contrario, tan solo se da el caso opuesto con Iago Martínez. El defensor zurdo de 20 años fichó por el Celta hace tres temporadas para acabar su periplo juvenil. En esa campaña, la 2014-2015, Milo Abelleira le dio la oportunidad de debutar en el primer equipo granate en el choque que dirigió como técnico interino ante el Cultural Areas.

Cinco años sin vencer

Las conexiones personales se extrapolan a las trayectorias paralelas de ambos conjuntos, que han ido de la mano en casi todas las últimas temporadas.

Pese a ello, el Pontevedra no vence un derbi contra el Celta B desde el lejano noviembre de 2012. Fue en Tercera División y los granates ganaron 2-1 en Pasarón. En Segunda B, el filial ha ganado cuatro de los últimos cinco choques y hay que remontarse a febrero de 2011 para ver una victoria del equipo catalino: 0-1 en Barreiro, con gol de Castells.