Fueron enemigos por un día. Y a ninguno les hizo demasiada gracia. Porque simplemente escuchando cómo habla Luisito de Borja se percibe el enorme cariño, orgullo y hasta admiración que el padre le profesa. "Es que se parece mucho a mí", reconoce un progenitor satisfecho de la progresión de su pequeño de 18 años. Aunque el sentimiento no es menos recíproco a la inversa, como demuestra el dibujo en tinta que Borja lleva en su antebrazo derecho. Es la cara de su padre. Un ejemplo para él.

"Él tiene que marcar su propio camino y va a depender de su capacidad de esfuerzo. A mí no me gusta hablarle para nada de cuestiones futbolísticas. Tan solo lo hago si me pide consejo", admite Luisito. "Ojalá todos los padres de mis compañeros fuesen como el mío. Es un ejemplo", añade Borja, para explicar lo importante que es para él el modo de actuar de su progenitor.

Luisito destaca que lo prioritario para él es que su hijo se forme como persona. Y en ese sentido, enlaza con el perfil futbolístico de Borja: "Lo que siempre le dejé claro es que no se podía parecer a mí en el campo. Yo era un zorro. Muy protestón. Él tiene que ser limpio". "Siempre me lo reitera. Lo tengo claro", responde el vástago.

La de ayer fue la segunda vez que padre e hijo se medían en un campo de fútbol. La primera fue en las últimas Navidades, en un encuentro entre Pontevedra y Compostela. Él era juvenil e Iago Iglesias se lo llevó para probarlo en el primer equipo.

El choque de ayer fue diferente. Borja lo afrontaba como sénior. "Es evidente que la primera vez siempre es más raro", destaca el futbolista. "De pequeño bromeaba sobre que me gustaría enfrentarme a él. Y aquí estamos. Aunque no es lo más agradable", expone Borja, que tuvo otras ofertas como la del Pontevedra B, aunque acabó aceptando la del Estrandense, un club cerca de Santiago y en el que ya jugaron tanto Luisito como Pepe Rico. "A mí no me hacía mucha gracia que jugase en el equipo donde yo estoy, he de reconocerlo. Me pidió consejo y le dije que fichase por el Estradense. Le hacía ilusión", asegura Luisito.

"Borja pudo hacerme un gol. Imagínate lo que hubiese sido eso", expresa el técnico sobre el partido de ayer. Borja no lo hubiese celebrado. Aunque casi nunca muestra su alegría cuando anota. "Hubiese recogido el balón y me hubiese ido al centro del campo", informa. "Es cierto que cuando robó ese balón tras una cesión atrás de Adrián León me recordó mucho a mí. Yo estaba siempre atento para aprovechar esos errores", destaca José Luis Míguez.

Sobre si el subconsciente le hace estar con un ojo puesto en el chaval, Luisito es sincero. Reconoce que sí. "Es que se parece a mí en todo. En el físico, en la forma de jugar... hasta en la forma de correr", reconoce un padre orgulloso al que, seguramente, se le hubiese escapado una sonrisa -aunque fuese internamente- si su hijo le hubiese marcado.