Tres derrotas consecutivas con un mismo denominador común: desacierto en los tiros de tres y falta de capacidad en el rebote. Estas son las dos variables del juego que están condenando al Marín Peixegalego en las últimas semanas.

Y es que tras un inicio de curso excepcional, los últimos tres encuentros ligueros ante rivales competitivos han devuelto al Peixe a la realidad de una LEB Oro en la que deberá sufrir para conseguir la permanencia. Con seis encuentros disputados, el Marín acumula el segundo peor porcentaje en triples y el tercero en rebotes totales.

En cuanto a los lanzamientos desde el perímetro, el bloque dirigido por Javi Llorente tiene un 28,8% de acierto. Pese a que la escuadra peixista es la cuarta de la categoría que más lanza desde fuera, tan solo ha anotado 45 de sus 156 intentos. Únicamente el Melilla, con 37 de 129 y un 28,7% de promedio anotador tiene unas cifras peores.

Individualmente, Derksen y Mugica, con un 43 y un 40% respectivamente, sostienen las cifras de un equipo donde Andrés Miso y José Simeón ostentan los peores dígitos en cuanto al lanzamiento exterior. El primero acumula 9 canastas de 41 intentos y el segundo, 4 de 21.

La incomodidad del Peixe a la hora de gestionar los ataques en muchas fases del partido es una de las explicaciones del escaso bagaje anotador desde el perímetro de un equipo que, además, cuenta con pocos especialistas. Además, los tiros forzados conducen a que el Peixegalego tampoco destaque en la faceta reboteadora.

Rebote ofensivo

El bloque de Marín es el tercero que menos balones captura. Tiene un promedio de 27,8 por partido, tan solo superior a los de Cáceres (24,6) y Oviedo (27,2). Si bien a nivel defensivo los números están dentro de la media (20,2), ofensivamente, el Peixe solo caza una media de 7,7 en cada partido. Tan solo el Cáceres (7) y el Calzados Robusta (7,5) firman peores guarismos. El Peixe ya sabe dónde incidir en su trabajo.