Horas de esfuerzo en el gimnasio, voluntad de trabajo y culto al cuerpo es lo que le dedica día tras día a su afición el culturista de Campelo (Poio), Iván Silva.

A sus 21 años de edad y con muy poco bagaje aun en esta disciplina deportiva, el palmarés de este joven todavía en categoría junior ha comenzado a engrosarse al mismo ritmo que sus músculos. Subcampeón de Galicia classic bodybuilding primero, subcampeón de España después, campeón nacional Junior y hace tan solo unos días en Málaga, ganó el título de Míster Olimpia Nacional que le otorga la posibilidad de estar este fin de semana en Chipre junto a la selección Española en busca del cetro mundial de su categoría.

Los referentes de Silva no han sido pocos. Introducido en el mundo del culturismo por recomendación de su pareja, que trabaja en un gimnasio, el joven ha sabido moverse por su cuenta y buscar consejo entre los mejores como el campeón del mundo pontevedrés Francisco Iglesias, del cual habla como si de un hermano mayor se tratase, u otros referentes a nivel gallego como Julio García Pampín o Sebastián Lago Quintáns. Si bien sus conocimientos han sido en gran medida autodidactas, buscando a través de las diferentes webs especializadas la mejor manera de estar preparado para el reto que tiene por delante.

No es un trabajo fácil, para llegar al nivel mundial son necesarias no menos de dos horas y media de entrenamiento en el gimnasio todos los días (no descansa nunca en periodo de pre competición) y seis comidas diarias a base de verduras, claras de huevo, pechuga de pollo cocida y pescado blanco.

Lejos de lo que la imagen de este deporte pueda ofrecer a los ojos de alguien menos familiarizado con esta disciplina, el del culturismo es un mundo muy controlado por el dopaje con controles de sangre y orina antes de cada competición. Así, la única ayuda que tienen los deportistas es la que puedan sacar de su dieta y de los complementos alimenticios permitidos.

Pero además de muy sacrificada, también es una afición poco favorable para la cartera. Con la mayor parte del presupuesto gastado en la alimentación, sus recursos solo le permiten complementar la dieta con un único suplemento alimenticio por valor de 16 euros al mes. La financiación en el mundo del culturismo radica en la consecución de patrocinadores, un trabajo que todavía le queda por hacer a Silva para llenar su bolsa y cuyo empujón podría ser importante dependiendo del resultado obtenido en Chipre. Actualmente sus recursos pasan por "unos padres maravillosos que me dan todo lo que pueden", afirma el joven.