Menos de un año ha tardado el césped de Balaídos en dar parecidos problemas a los de antes de su completa sustitución, en la que el Celta asumió una inversión de 380.000 euros. Las quejas de los jugadores se multiplican ante un campo en el que encuentran dificultades al iniciar las arrancadas o los cambios de dirección, además de ser frecuentes los resbalones, como el que propició el fallo de Cabral en el gol del Granada. La empresa que colocó la nueva alfombra de Balaídos y cuida de que mantenga el mejor aspecto en cada partido renunció a explicar ayer a este diario qué le pasa al césped del estadio vigués.

En los primeros días de la implantación del nuevo sembrado todo eran elogios hacia el trabajo de Royal Verd, una empresa catalana con una importante cartera de clientes (Mundial de Brasil, Juego Olímpicos de Río, FC Barcelona, Espanyol, Valencia, Deportivo, Málaga, Betis...).

Al iniciarse la presente temporada, Eduardo Berizzo puso el listón muy alto: "El césped, fantástico. Es lo mejor, en estos momentos, del estadio", dijo el técnico argentino ante el primer compromiso de Liga y viendo a medio construir la grada de Tribuna.

Para cuidar del césped, el alumbrado de Balaídos ha permanecido encendido durante muchos días. Así se le da calor a una hierba que comenzaba a sufrir con el descenso de las temperaturas y las primeras borrascas del otoño.

La visita del Standard de Lieja a Vigo puso a prueba una instalación que recibió un suspenso de los jugadores del Celta. "El campo no está pasando por el mejor momento", señaló Pablo Hernández. "Se levanta mucho, se producen muchos resbalones y se nos complica un poquito el manejar bien el balón", añadía el internacinal chileno. Su compañero Cabral era categórico: "Es un campo donde no estamos cómodos. El césped, cuando no llueve, también está muy blando. Cada vez que pisamos fuerte se levanta. Eso te quita seguridad a la hora de frenar, de ir intenso a un marcaje. El campo está complicado", subrayó el argentino tras la derrota ante el Standard. Ese día, Berizzo también dejó atrás los elogios al césped: "No controlo los factores meteorológicos que lastiman el campo". El juego de toque del Celta se resiente en esas circunstancias.