El Celta necesita referencias positivas a las que agarrarse para mantener viva la ilusión de que todavía es posible salvarse del descenso, a pesar de que sus posibilidades no alcanzan ni el 5 por ciento en estos momentos. La fe mueve montañas y el equipo vigués tiene un precedente en su historia de ganar los dos últimos partidos de Liga cuando ocupaba la última posición. En aquella ocasión, durante la temporada 1940-1941, el Celta afrontó las dos últimas jornadas como colista, con 11 puntos. Primero ganó en casa del Hércules por goleada (0-5) y cerró el curso con un triunfo en Balaídos ante el Zaragoza (1-0). El gol de Nolete, el que un año antes y contra el mismo rival se convirtió en el primer goleador del conjunto vigués en Primera, llevó a los celestes a adelantar en la clasificación a los maños y al Murcia. No hubo descensos automáticos porque la competición se amplió de 12 a 14 equipos. Sin embargo, zaragozistas y murcianos descendieron a Segunda División en la fase de promoción. El Celta quedó exento de jugarse una plaza en Primera gracias al esfuerzo que realizó en las dos últimas jornadas, que cerró con victorias. Es lo que ahora necesitan los de Abel para mantener vivas las ilusiones.