El Estudiantil continúa sumido una semana más en una noria de sensaciones. Los estradenses son capaces de mostrar una imagen de seriedad y solidez absoluta una jornada como de ahogarse en la siguiente en sus propias dudas. Ayer, a los de Gelucho les tocó la parte mala de su doble personalidad. Los de San Martiño toparon además con el peor enemigo posible para mostrar fragilidad. El Boimorto demostró ser un equipo bien trabajado, con pocas armas pero bien aprendidas, y, por encima de todo, un rival con la inteligencia para aprovechar cualquier tipo de concesión. Esos factores se conjugan para explicar la victoria visitante en la jornada de ayer. Los locales, que no jugaron ni mucho menos su mejor partido de la temporada, tuvieron el acierto de ponerse por delante pero dos errores defensivos graves los condenaron finalmente a la derrota.

Los estradenses volvieron a apostar por lo de siempre, aquello a lo que están acostumbrados. Intentaron en todo momento sacar el balón jugado desde atrás pero se encontraron con un rival bien armado y que cerró todas las vías, tanto por la parcela central, en donde siempre ganaron la partida, como por el lateral, con Mateo y Jacobo bien controlados. Ese muro con el que se topó el Estudiantil les impidió generar ocasiones claras en la primera parte. Sus mejores acercamientos fueron en jugadas a balón parado y en disparos lejanos de Brais Calvo. El Boimorto por su parte gozó de la ocasión más clara, con un mano a mano de Óscar que paró Jose.

La segunda parte comenzó sin embargo con un zarpazo de los estradenses. Una buena jugada trenzada por el medio, la única en todo el partido, terminó con un pase en profundidad a Roi que marcó entre las piernas del meta rival. Los visitantes tardaron sin embargo poco en reaccionar. Manuel, un incordio constante en la posición de nueve, recibió un balón de Sergio dentro del área tras una jugada interminable que el Estudiantil no fue capaz de despejar. El ariete aprovechó el buen pase interior para marcar la igualada.

Julio pudo anotar el segundo para el Boimorto en una vaselina que se fue por poco. Con el Estudiantil totalmente fuera del partido, Óscar marcó tras un nuevo error local, en un balón que Manuel ganó dentro del área tras varios rechaces y dejó para que el interior marcase. A partir de ahí, el Estudiantil se volcó y gozó de ocasiones para marcar. Mateo disparó fuera por poco en una de ellas. La más clara fue sin embargo para Chapela, quien estrelló el balón en el palo en el minuto 90 tras un disparo lejano de Brais Calvo que Manuel despejó como pudo. El rechace cayó al delantero, que no aprovechó la ocasión.