Que el gol es la verdad absoluta del fútbol es una cuestión indiscutible en lo que al resultado se refiere. Los méritos son, en cambio, otra cuestión al margen pues no es menos cierto que muchas veces no gana un partido de fútbol el que mejor juega. El Ribadumia terminó ayer su encuentro con esa sensación ante un Bergantiños que dejó bien claro que su facilidad goleadora no está al alcance de cualquiera en esta categoría.

Los de Luis Carro plantearon un encuentro sin ningún tipo de complejo pese a la jerarquía del rival. Los aurinegros jugaron a tener la pelota e ir elaborando poco a poco desequilibrios con los que acercarse a la portería de Cristopher y lo consiguieron.

Teti fue el primero en manifestarse en el área con un mano a mano que no acertó a solucionar. Y eso que no estaban los aurinegros demasiado fluidos con el balón en los pies, pero con todo ello se estaban mostrando mucho más dominadores que los de Carballo, como agazapados esperando su momento.

Un buen pase filtrado de Gabi a Fran Fandiño terminó con un remate forzado de éste ante la salida del portero. El rebote dio nuevamente en el cuerpo de Fandiño, pero el balón no tomó dirección hacia una portería vacía. Incluso todavía hubo tiempo para otra clara ocasión para los locales con un remate de cabeza de Manu Bugallo tras saque de esquina. Además, el rechace cayó a pies de Santi quien mandó el balón por encima del larguero.

La máxima balompédica de que quien perdona lo paga acabó surtiendo efecto para desgracia local. Un error en la salida de balón terminó habilitando a Rodri Alonso para soltar un perfecto cañonazo imparable para Iván Parada.

El Ribadumia se fue al descanso sabedor de la injusticia del marcador ante un Bergantiños que solo hizo un tiro a portería. Precisamente el arranque de la segunda parte coincidió con los mejores momentos de los de Luis Carro metiendo en serios apuros a su rival con un juego preciso y efectivo. Dispusieron de cuatro córners prácticamente consecutivos para empatar, pero no hubo manera y la historia de la primera parte se repitió con el oportunismo de Rubén Rivera en plan protagonista para el 0-2.

Los cambios tácticos obligados dejaron muy desguarnecida a la defensa local. El Bergantiños jugando a placer a la contra pudo incluso lograr un resultado más abultado que finamente redondeó Jorge Sáez ante un Ribadumia suicida.