Tras el partido del pasado sábado en A Coruña Manu Santos intuía buenas sensaciones en el juego de su equipo y lo cierto es que los augurios del entrenador del Xuven se confirmaron ante el Marín Peixe Galego. Fue el derbi de siempre, con la misma igualdad y emoción, aunque con un nuevo contraste cromático entre la LEB dorada de los de Javier Llorente y la plateada de los locales.

Salió el equipo cambadés a jugar a tumba abierta. A base de ritmo se mantuvo en el partido, pese a que De Ciman -a quien sustituirá en el equipo el ex ACB Andrés Miso- y Derkjen estaban encontrando demasiada facilidad para anotar en transiciones.

El juego durante la primera parte fue elevando su dureza física en cada acción. El Xuven pasó por su primer momento crítico (19-33) y Santos llamó a capítulo a los suyos. Había que igualar esa intensidad defensiva del rival y lo hicieron. A ello añadieron los mejores minutos del partido de Juan Rubio y Brant Osborne para dejar las espadas en alto al descanso (41-44).

La dinámica se mantuvo en el arranque del tercer periodo, momento en el que los cambadeses gozaron de su primera, única y fugaz ventaja (46-44), pero el Marín Peixe Galego recobró el pulso. A ello ayudó su mayor control del rebote en los dos tableros. Un triple de Emilio Oubiña puso el colofón al tercer acto.

Manu Santos sorprendió entonces con una defensa zonal que colapsó a su rival, pero las malas selecciones ofensivas impidieron sacar rédito al buen trabajo atrás. Cuatro minutos se pasaron sin anotar ambos equipos y el marcador seguía sin despegarse en favor de un Marín que nunca perdió la iniciativa pese a la perseverancia local.

Con un juego agresivo en el uno contra uno, el Xuven se mantenía dentro del partido. El problema fueron sus propias concesiones en dos aspectos muy concretos: el rebote y los errores en el tiro libre. Esas fueron las claves que impidieron a los cambadeses culminar con un resultado positivo una palpable evolución en esta Copa Galicia.