Centenario feliz

El Valladares, que comenzó la temporada con el objetivo que lograr una cómoda permanencia, logró el domingo el segundo ascenso de sus cien años de historia a Tercera

“No vamos a perder la cabeza; tenemos que premiar a quienes lograron esto” avisa su presidente

Los jugadores del Valladares celebran el ascenso con amigos y jugadores de la base. |  
// FDV

Los jugadores del Valladares celebran el ascenso con amigos y jugadores de la base. | // FDV

Juan Carlos Álvarez

Juan Carlos Álvarez

El Valladares no podía imaginar que en la temporada de su Centenario iba a recibir un regalo semejante. El club vigués logró el domingo en A Gándara un histórico ascenso a Tercera División justo cuando se cumplen los cien años de su creación. Solo una vez había sucedido algo semejante a lo largo de toda su historia. Sucedió en la temporada 1987-88 en la que visitaron la Tercera de forma fugaz para regedar doce meses después al fútbol regional.

Treinta y seis años después la historia vuelve a repetirse. Algo impensable para un club que proclama orgulloso que “somos un equipo de Preferente”, conscientes de lo complicada que es la categoría para un club ubicado en una parroquia de Vigo y que tiene que luchar contra entidades representantivas de pequeñas ciudades, villas y pueblos que se vuelcan con sus equipos. Y cuanto más verse en Tercera.

El Valladares, junto al Alertanavia, era el equipo con el presupuesto más ajustado del grupo sur de Preferente. Pensar en el ascenso era una utopía pese al buen grupo que habían conseguido formar en este tiempo y el buen rendimiento alcanzado durante la temporada. Incluso el domingo solo los más optimistas creían en la posibilidad porque estaban en manos del Céltiga que jugaba en su campo ante el Ribadumia.

Los jugadores, durante su festejo en el campo. |  // FDV

Los jugadores, durante su festejo en el campo. / FDV

El “#ysisi”, etiqueta utilizada por los jugadores durante estos días en sus comunicaciones, simbolizaba más un deseo que una realidad. Pero los caminos del fútbol siempre son inexcrutables. El Céltiga se pegó un inesperado batacazo en esa última jornada y ahí estaba el Valladares, con los deberes hechos, para culminar su obra y convertir A Gándara en una fiesta.

Juan Davila, presidente del Valladares, sentía ayer los efectos secundarios del subidón de adrenalina del domingo. Fue un día curioso para él. Su familia planificó un viaje hace tiempo que incluía ese fin de semana con la idea de que en esa última jornada no habría nada especial en juego y su ausencia no tendría mayores consecuencias. Sucedió todo lo contrario. El equipo de Preferente se jugaría el ascenso y el juvenil de Liga Nacional (otro de los grandes tesoros del club) la permanencia en la categoría. Davila no tuvo más remedio que adelantar su regreso y disfrutar primero a la permanencia del juvenil en Boiro y posteriormente al ascenso a Tercera. La locura para un modesto.

Los jugadores del Valladares celebran uno de los goles.

Los jugadores del Valladares celebran uno de los goles. / Alba Villar

Con el cuerpo aún contracturado por la tensión, Davila hace recuento de lo sucedido durante esta temporada: “No podíamos ni imaginarlo. Somos con el Alertanavia el equipo con presupuesto más bajo en Preferente y para nada nos imaginábamos algo así. Nosotros porque juntamos un grupo de chavales de la zona, que entre ellos son como hermanos casi, que llevan mucho tiempo jugando juntos y que la mayor parte salieron de las categorías inferiores del club... eso ha sido decisivo para que las cosas funcionasen mucho mejor de lo que imaginábamos. El plan era hacer un equipo para no pasar apuros en Preferente, pero claro, van pasando las jornadas y llegas al final metido en la pelea con lo que ya no te queda más remedio que empezar a creértelo”.

Y eso que la temporada tuvo su complejidad porque el Valladares hizo frente a momentos delicados. La pérdida de tres jugadores con rotura del ligamento cruzado de la rodilla o la racha de casi dos meses sin ganar entre diciembre y febrero que les hizo perder un poco de pie tras un gran arranque de año. Pero desde el 28 de enero solo perdieron un partido para meterse en una carrera loca con el Céltiga y Choco por la segunda plaza que daba derecho a ascender a Tercera. Y finalmente cuadró el círculo.

Los jugadores saludan al comienzo del choque.

Los jugadores saludan al comienzo del choque. / Alba Villar

Al margen de la plantilla y el grado de unión conseguido en ella, Davila pone especial énfasis en el papel del entrenador, José Carlos Italiani Otero "Ita” que acaba de cumplir dos años en Valladares: “Sin él hubiese sido imposible. Es un gran entrenador pero además una persona extraordinaria. Hemos tenido suerte con los entrenadores en los últimos años porque nos hemos encontrado con personas por encima de todo. Y el caso de Ita es uno más, una persona de diez que ha sido el gran responsable de todo esto. Es una maravilla porque te pone todo muy fácil”.

Los jugadores se conjuran al comienzo del partido.

Los jugadores se conjuran al comienzo del partido. / Alba Villar

Con una plantilla joven (lo que les permitirá no tener problemas con la reglamentación que pide un número de sub23 determinado) el Valladares tiene claro que mantendrá los pies en el suelo y que no habrá locuras para afrontar una temporada nueva en Tercera División: “Lo que tenemos que hacer es premiar a quienes han logrado esto. Con lo que tenemos, con chavales de la zona, vamos a hacer un proyecto. Sin caer en locura ninguna. Aunque si te digo con honestidad no sabemos a los que nos enfrentamos en Tercera. Estuvimos hace casi cuarenta años, esto ha cambiado demasiado en este tiempo y nosotros no nos planteábamos subir con lo que tenemos que actualizarnos. Empezaremos a ver cositas para montar el proyecto, pero con los pies siempre en el suelo”.

Casi con la misma felicidad que se festeja el ascenso del equipo a Tercera el club disfruta de la permanencia del juvenil en Liga Nacional: “Es muy importante para nosotros porque es una categoría muy complicada, con gran nivel, que ayuda a la formación de los chavales que van a ser quienes nutrirán al primer equipo en muy poco tiempo. Era fundamental mantenerse también”. Y es que hay domingos que ni diseñándolos uno mismo salen así.