Una de las máximas obsesiones de la Vig-Bay es la seguridad de sus participantes y de los espectadores de la carrera. Con el paso de los años, la prueba alcanza la excelencia en este punto. La coordinación entre los cuerpos de seguridad y la organización es tal que no hay ni un detalle que esté fuera de control.

Pilar Ruiz tiene claro que ésa es también una de las señas de identidad de la prueba. Este fin de semana un corredor sufrió una parada cardíaca en el medio maratón de Madrid. En el de Berlín, la policía frustró un intento de atentado. Por eso, en una cita multitudinaria y de estas características no hay ni un solo detalle que pueda estar sin control. "Para nosotros es vital cuidar al corredor", apunta "Ayer (por el domingo) había un dispositivo de seguridad bestial. Todos los cuerpos de seguridad están muy volcados con la Vig-Bay y creo que ese es otro de los factores del éxito de esta prueba", indica. "Hemos ido creciendo todos con la carrera. Esto es un equipo de muchísima gente sin la que esto sería imposible de realizar". El mérito es también, para Pilar Ruiz, "de los participantes". "Esto es una cadena, cada uno es un eslabón; nosotros tratamos de coordinar y darle forma al tema", apunta.

Pilar Ruiz relata las cifras de esta edición, casi como un salmo: "Exactamente fueron 5.012 los inscritos, 4.327 tomaron la salida entraron en meta 3.922". Apenas alguna incidencia por bajadas de azúcar o algún mareo. Nada más grave que lamentar para completar un gran día de fiesta en el que incluso la lluvia fue benévola con los participantes.