"Más que a la cancha, miraba a las gradas", decía el histórico entrenador José Antonio Martínez Terzado de la primera edición del Memorial Quino Salvo. El foco sigue ahí, en la segunda entrega, pese al elevado marcador del Obradoiro-Barcelona y las espectaculares actuaciones de Media Punta, Flic Flac y Maniotas en los descansos. As Travesas bordeó el lleno. Apenas alguna calva en los fondos, compensada por los espectadores que presenciaron el partido de pie. Un entusiasmo por el baloncesto masculino que se le contagia al alcalde, Abel Caballero. "Tenemos que conseguir un equipo de baloncesto en la máxima división", truena el regidor y los aficionados aplauden alborozados.

En la cuenta final, alrededor de 3.500 espectadores. Una cifra inaudita, difícilmente imaginable en una cita de pretemporada. Aún faltaba una hora para el inicio cuando la cola ante la puerta del pabellón ya alcanzaba Praza América. Entrada de tiempos en blanco y negro, de cuando el Academia Octavio lograba su primer ascenso o el Celta Citroën dominaba el baloncesto femenino español. Hoy que el Central solo cubre su carne en los días de patín o de judo, cuando convoca a las familias, la repercusión de un partido de baloncesto asombra. Caballero atribuye buena parte del mérito a quien se le dedica el torneo. "Queremos que su memoria permanezca en esta ciudad", asegura el regidor sobre Quino Salvo. Y es entonces, en su arenga, cuando fija una meta en el horizonte: "Quiero agradecer que Obradoiro y Barcelona estén aquí y formen parte de esta gran familia. Tenemos que conseguir un equipo de baloncesto en la máxima división". También asistió al partido el secretario de Estado para el Deporte, José Ramón Lete Lasa, exjugador y compañero de Quino.

El Obradoiro ejerce de equipo anfitrión. En las gradas menudean sus camisetas.Al comienzo se entona el "miudiño", himno de Fontes do Sar. Cuando el Barcelona apriete, se coreará a la escuadra santiaguesa para incentivar su reacción. El conjunto azulgrana ha ayudado a la respuesta popular con su evidente poder magnético. Ambas escuadras acuden con bajas importantes a causa del Eurobasket y las lesiones. Pero ofrecen un juego entretenido, desajustado en la defensa, de maravillosa efectividad en el lanzamiento exterior y con algún fuego artificial bajo tableros.

Hubo otros motivos para la diversión. Cada tiempo muerto y descanso estuvo amenizado por la gimnasia rítmica del Maniotas, la gimnasia acrobática del Flic Flac y el baile de la escuela de danza Media Punta. Pepo Suevos ejerció de maestro de ceremonias , asociado con Masaguer, y X Quatro aportó la música.

Incluso los jugadores tuvieron tiempo de disfrutar del ambiente. Lo afirma David Navarro, base recién fichado por el Obradoiro, que ya conocía As Travesas de cuando vistió la casaca roja del Gestibérica. "Vengo a Vigo todos los veranos, ya que mi mujer es de aquí. Tengo muy buenos recuerdos de aquella temporada. Antes con Albert -Sabat, compañero en el puesto de base- lo estaba recordando, que estuvimos juntos aquí. ¡Cómo pasa el tiempo! Me ha hecho ilusión. Aquí vivimos una temporada que quedó en la memoria. Aquel año el pabellón también estaba lleno, en el primer año de Gestibérica". Navarro añade: "El ambiente ha sido muy bonito. Se ha disfrutado mucho, espero que también la gente. Me alegro de que Vigo tenga partidos así para celebrar y disfrutar del baloncesto".

El Central impresiona incluso a Sito Alonso, entrenador acostumbrado a los ambientes más fervorosos, a cuyas manos se ha encomendado la resurrección del Barcelona. "Siempre que he venido a jugar un amistoso en Galicia el ambiente es el mismo. No sé si es que Obradoiro engancha de una manera especial o que a la gente de Galicia, de Vigo, Santiago, A Coruña, le gusta el baloncesto. Eso tiene que animar e impulsar que haya baloncesto también Vigo". Alonso menciona a Quino Salvo: "Para nosotros es un honor rendir homenaje a una persona que fue tan importante no solo en el baloncesto puro, sino en el estilo que tenía como lucha. Sus equipos siempre tenían un carácter especial".

Moncho Fernández, el preparador del Obradoiro, oculta bajo su sonrisa el seguro enfado que los casi 100 puntos barcelonistas le han causado. De este Obra se espera un juego más vertical, también quizás más inconsistente en defensa, que en otras campañas. "Hay que adaptarse a las calidades o cualidades de los jugadores. Somos un equipo rápido cuando tenemos el balón y queremos aprovecharlo. Eso no me preocupa. Debemos ser mejores en el 'pardillismo': tres o cuatro rebotes en el tiro libre, alguna pérdida absurda?". El carismático técnico santiagués deja alguna perla: "El rebote es como Hacienda, somos todos y todos tenemos que cogerlo". Y se rinde a la afición viguesa: "Increíble. Ya el año pasado fue un ambiente increíble y este año también. Hay que felicitar a la organización, no por organizar un partido, sino por mover a esta gente y todo lo que movieron para homenajear a Quino. Es para estar supercontentos. Que seamos actores de este tipo de eventos me hace pensar que el baloncesto sigue siendo especial".