Los aficionados del Standard de Lieja hicieron honor a su mala fama durante las horas que estuvieron en Galicia para asistir al partido de la Europa League en Balaídos. Los responsables de la seguridad de Balaídos hacía tiempo que no se encontraban con un espectáculo semejante. Los incidentes que protagonizaron antes del partido contra el Celta y en el descanso -que fue el momento que aprovecharon para organizar una pelea multitudinaria entre ellos-, hacía temer que la noche del jueves al viernes en Vigo fuese más tensa de lo deseable.

Finalmente los belgas se marcharon sin hacer más ruido que el que habían realizado en su desplazamiento por las calles a Balaídos (donde causaron daños en negocios y en el mobiliario urbano). Seguramente ayudó y mucho que buena parte de ellos se habían instalado en diferentes ayuntamientos. Oporto, Baiona o Sanxenxo son algunos de los lugares en los que pernoctaron después del partido. Eso evitó que algunos grupos de la hinchada se cruzasen. Resulta que en la grada del Standard habitan diferentes "sensibilidades" que no se soportan y de ahí que no sea de extrañar que en ocasiones los incidentes los protagonicen entre ellos. No les hace falta una afición rival con la que enfrentarse. A buen seguro que el empate en Balaídos, que les mantiene en la segunda posición del grupo, también echó una mano a la hora de serenar sus ánimos. Se marcharon con más paz de la que mostraron a su llegada.