En medio del bosque, en la localidad coruñesa de Carral, una cruz, flores y algún peluche recuerdan que hace un año, en ese punto fatídico convertido ahora en santuario, el Rally de Coruña se llevó siete vidas y fue escenario de la mayor tragedia del deporte español.

A media tarde del 5 de septiembre de 2015, después de una curva, Sergio Tabeayo, Risi, como se le conoce en el mundo del motor, perdió el control del Peugeot 206 que pilotaba y arrolló a una veintena de personas. "Fueron los peores cinco segundos de la historia del deporte español", aseguró entonces el organizador.

Risi no ha vuelto a competir, aunque en abril su amigo y también piloto Iván Ares, doble campeón gallego de rallys de asfalto y subcampeón de España en 2015, le llevó como copiloto en un tramo de prueba del Rally do Cocido en la localidad pontevedresa de Lalín.

Desde la tragedia, vecinos y familiares siguen llevando flores a ese punto fatídico que segó siete vidas. En su memoria, el martes se oficiará una misa en la iglesia de Carral.

Ana y Miguel, que esperaban un bebé; Sandra y su hija Aroa, así como otros dos jóvenes, Laura y Marcos, fueron las primeras víctimas mortales; y a ellas se les unió una séptima al día siguiente, Uxía, una niña de once años que no pudo superar las graves heridas que sufrió.

Otros quince heridos necesitaron ser hospitalizados, y también hubo espectadores que fueron atendidos en el lugar de los hechos.

"Estamos completamente rotos", aseguraba días después la escudería que había organizado la prueba, One Seven Racing, con el piloto Álvaro Muñiz al frente, que ahora intenta sacar adelante una nueva edición del Rally.

Si finalmente se celebra, cambiará su trazado considerablemente y no pasará por Carral.