El tiempo se le agota al Celta que tiene cinco días para cerrar su plantilla de cara a una temporada especialmente intensa y encontrar el ansiado fichaje de ese mediapunta -bien relacionado con la finalización, como ha insistido Berizzo- que lleva todo el verano buscando.

Munir ha sido el último futbolista en el que ha puesto el ojo el Celta, pero no el único. En el tramo final del mercado veraniego, en el que se entrecruzan los intereses de unos equipos y otros, las operaciones multiplican sus matices. Sucede en el caso del joven delantero azulgrana. Munir es consciente de que en el Camp Nou le espera una dosis si cabe más intensa de banquillo. Ha hecho una buena pretemporada, pero eso no cambia para nada su estatus en un equipo que tiene sus tres posiciones de ataque asignadas "por decreto" a Messi, Neymar y Suárez. Quiere aire fresco, compañeros nuevos y oportunidades. Recibió la llamada de Vigo y desde el primer momento, con la ayuda de la cantidad de excompañeros de la cantera azulgrana que ahora defienden la camiseta del Celta, señaló esta opción como su preferida. El problema es que el Barcelona solo abre la puerta de salida a Munir en el caso de que por esa misma vía entre un nuevo delantero que cubra las eventuales ausencias de sus tres tenores. Surge entonces el nombre de Paco Alcácer, el delantero del Valencia, que se ha convertido en el objetivo primordial de un Barcelona que en los últimos meses ha perdido para ese puesto a varios de sus preferidos como Nolito, Vietto o Gameiro y ya no puede permitirse otro "gatillazo" que ponga en una situación aún más delicada el poco prestigio de su dirección deportiva.

A cambio de Alcácer el Valencia quiere dinero y a Munir, que le cubre perfectamente el agujero generado por la venta y de paso le permite vender a sus inquietos aficionados el nombre de un delantero de cierto prestigio. Y es ahí donde se enreda todo este galimatías. Munir elige el Celta, pero el Valencia no cierra la venta de Alcácer si la operación no incluye a Munir y el club catalán no permite la salida de su joven delantero si no llega Alcácer. Una serie de movimientos encadenados que tienen ahora mismo centrada la atención en Barcelona, Valencia y Vigo. Difícil aventurar el final del culebrón. El Valencia parece tener mejores cartas para presionar a Munir e incluso podría encontrar la complicidad del Barcelona, que empujaría al jugador a Mestalla para cerrar el fichaje de Alcácer y tratar de hacerle cambiar su idea.

Por eso en Vigo se sigue trabajando en otras posibilidades por si finalmente es el Valencia el que se lleva este pulso o el Barcelona pone unas condiciones para la cesión del jugador que el Celta no puede asumir. Por eso conviene no perder de vista otras opciones como la del mediapunta serbio Aleksandar Katai que ayer fue apeado con el Estrella Roja en la previa de la Europa League. La eliminación del equipo de Belgrado podría empujar a los serbios a negociar la venta de un futbolista que, a diferencia de Munir, sí es un mediapunta al uso y que llegaría en propiedad al Celta. El canterano del Barcelona lo haría en calidad de cedido, lo que iría en contra de lo manifestado en su momento por los responsables del club vigués que últimamente han rechazado la posibilidad de traer jugadores en préstamo. En este caso, Munir reduciría los minutos a futbolistas que sí son propiedad del Celta como son los casos de Pione, Naranjo o Bogonda.