A galope tendido, casi desbocado, marcha imparable el Celta hacia Europa tras poner una pica en Mestalla, el esquivo feudo del Valencia, que el conjunto de Berizzo redujo anoche a cenizas con trabajado pero irrefutable triunfo. En un campo donde las victorias siempre han escaseado -la última se produjo en 2002 con el cuchillo entre los dientes-, perdonó el equipo vigués la humillación de una goleada después de contener 70 minutos a un poderoso rival, que necesitaba desesperadamente congraciarse con su desabrida hinchada. La exhibición de los de Berizzo en los 20 minutos finales prendió fuego al estadio. Con el Valencia inerme, completamente a merced de los celestes, Mestalla pidió la cabeza de Gary Neville, la fallida apuesta de Peter Lim para sacar al Valencia del oprobio futbolístico en el que ha vivido toda esta temporada.

No le resultó sin embargo fácil al Celta rendir a un adversario irregular, pero imprevisible y con recursos de sobra como para dar un revolcón al más pintado. Costó más de una hora abrir el melón y hubo que recurrir a un destello de inspiración del trío atacante para destrabar el partido. Lo hizo Orellana con taconazo sublime que Guidetti convirtió en el primer gol. Nolito, prácticamente desaparecido hasta ese momento, fue el que filtró, con un templado centro al cogollo del área, el balón que habilitó la fantasía del artista chileno. Fue el preludio del tanto de Mallo, otro golazo en acción individual del marinense, que irrumpió como un ciclón por su área, ganó metros y fusiló casi sin ángulo a Ryan, y del carrusel de ocasiones que, mano a mano con el portero, Wass y Orellana,dilapidaron con el partido ya ganado.

Pero fue el gol de Superguidetti, como él mismo se denomina, el que cambió por completo el decorado: un partido igualado, con dominio alterno en el uso de la pelota, pocas llegadas a las áreas y más ocasiones (aunque menos claras) del bando valenciano.

Sobre todo al inicio de la segunda parte, cuando tras la entrada de Gayà el Valencia apretó y cargó con mayor insistencia, el Celta mantuvo el tipo con un disciplinado trabajo defensivo de sus dos centrales, brillantes a la hora de desactivar el peligro cuando la pelota rondó el área, en las imprescindibles ayudas de los laterales, que realizaron un ímprobo esfuerzo de ida y vuelta en las transiciones, y la inspiración de Sergio Álvarez, que salvó al equipo con un par de intervenciones providenciales. El Gato de Catoira, a quien Berizzo confió ayer la portería por segunda jornada consecutiva saltándose la anunciada alternancia con Rubén, suma ya cuatro encuentros con la portería a cero y apunta a titular en la parte final de la temporada. Bien para desactivar a Alcácer, bien para detener dos disparos con marchamo de gol de Rodrigo, uno de ellos a bocajarro, la actuación del portero catoirense dio alas al Celta en el partido.

Ayudó también, y mucho, el cambio táctico que Berizzo introdujo con la entrada de Pape Cheikh por el desconectado Claudio Beauvue. El guadalupeño se deja la piel en el campo, hay que reconocerle el esfuerzo por integrarse pero es evidente que carece de la sintonía que comparten el resto de los atacantes y a menudo se le ve desconectado del resto, cuando no perdido, sin tener muy claro el lugar que debe ocupar en el campo. Todo esto cambió con la entrada de Pape, que enseguida encontró la complicidad de Marcelo Díaz en la sala de máquinas. Juntos pusieron orden y sentido en la elaboración del juego.

Con Wass más adelantado, ejerciendo de enganche con el trío atacante, el Celta encontró por fin los pasillos de ataque que había estado buscando toda la tarde. A ello contribuyó también el paso al frente de los dos laterales, pues Jonny dispuso de una gran ocasión en una acción casi calcada a la del gol de Mallo que Ryan desvió en el último instante con la puntera lo justo para que el balón se estrellase en el poste.

En el primer tiempo, cuando ambos equipos se repartían juego y ocasiones, fue Guidetti el que cortejó el gol después de un buen centro de Hugo Mallo. El sueco remató un tanto forzado un balón que, tras pegar en el palo, se paseó sobre la línea de gol antes de que Ryan lo despejase de un manotazo.

En este tramo del partido, el Valencia dispuso también de alguna llegadas de peligro. La más inquietante se la regaló el propio Celta: un grave error de Sergio, que entregó el balón a Rodrigo en un mal saque de portería. El despiste pudo haber costado muy caro de no haber sacado Cabral bajo palos el disparo (sin mucho veneno por cierto) del excéltico. Hasta que fue sustituido por Feghouli, el hispano-brasileño formado en el Ureca fue, junto al también canterano celeste Santi Mina, de los atacantes que mayores problemas generó al Celta al margen, claro está, de Paco Alcácer, a quien Undiano Mallenco anuló correctamente un gol por fuera de juego.

La paciente y laboriosa victoria obtenida ayer en Mestalla confirma el gran estado de forma del Celta en el momento decisivo de la temporada. Los pupilos de Berizzo avanzan hacia Europa al galope, sobreponiéndose con fútbol y sentido práctico a las ausencias de futbolistas de tanto peso como Pablo Hernández, Aspas o Radoja, sacando un enorme partido a una defensa escasa en efectivos y fabricando goles a golpe de puro genio. Tras rendir Mestalla, aguarda el derbi. Más allá un sueño que ya se acaricia.