El Celta afronta el domingo ante el Valencia una nueva final por Europa. La cita es determinante. Ganar supondría apear de la carrera por los siete primeros a un rival directo. Pero lo más importante del desafío que afronta el equipo de Eduardo Berizzo es que ahora depende prácticamente de sí mismo para lograr ese objetivo.

La eliminación del conjunto che ante el Athletic aclara el camino del Celta hacia la Europa. El Valencia era una de las amenazas de ese sueño europeo. No por el choque del domingo en Mestalla, sino que la conquista de la presente edición de la Europa League por parte de los pupilos de Gary Neville dejaba sin plaza en el torneo continental al séptimo clasificado en Liga.

El Valencia rozó la remontada, pero un tanto de Aduriz deja esa variable en virtualmente imposible. El Celta, en caso de ser séptimo, sólo se quedaría sin Europa salvo hecatombe de Athletic y Sevilla, precisamente los dos equipos con los que está compitiendo por la quinta, la sexta y la séptima posición. De momento, los vigueses solo pelean por el lugar que ocupan, la duda está cuál de los tres billetes de la Europa League logran los hombres de Eduardo Berizzo.

El Celta, de hecho, se encuentra a la misma distancia del octavo clasificado que el cuarto. La Champions League, que cierra el Villarreal, está a ocho puntos, la misma diferencia con respectó al Eibar, el equipo que amenaza la plaza europea del cuadro celeste. Como informó FARO el pasado lunes, el equipo vigués se quedaría sin la Europa League en caso de que, si queda séptimo, Athletic o Sevilla quedan por debajo de esta posición y conquistan la Europa League. La otra variable es que el equipo de Emery no quede entre los siete primeros clasificados y acabe ganando la Copa del Rey. La trayectoria de hispalenses y leones invita a pensar que al Celta, con acabar séptimo, le servirá para regresar al Viejo Continente nueve años después.