El Academia Octavio perdió su partido a cara de perro en Nava de la Asunción ante el Viveros Herol Nava y se complica enormemente su situación. Fue un choque muy igualado en la primera parte, con alternativas hasta el empate a siete, cuando los locales agarraron una renta de tres goles. En la segunda parte el Octavio cedía un parcial inicial de 3-0 y eso significó el principio del fin. Aunque después el equipo lucharía con todas sus fuerzas por remontar, ya no le daría tiempo. En otra muestra de que la temporada ha salido torcida, el Octavio notó la baja de última hora de Silva, que tenía fiebre.

No comenzó demasiado bien el conjunto vigués y en los primeros compases del choque se mostró espeso, especialmente en cuestiones ofensivas (3-1). Después, una vez se quitó la tensión de encima, el Octavio no tendría problema alguno para darle la vuelta al luminoso (3-4) y con los goles muy repartidos.

En los siguientes minutos los académicos siguieron defendiendo muy fuerte con un correoso 6.0 que generó muchos problemas a su rival. En ataque Gayoso y Figueirido se repartían la responsabilidad con especial protagonismo del segundo. El choque se puso bonito, con el marcador bailando arriba y abajo. Sólo la exclusión del máximo goleador visitante hasta ese momento, un Figueirido con cuatro goles que suponían entonces la mitad de los rojillos, más una segunda de Borja Méndez antes de cumplirse los dos minutos de la primera, provocaron una nueva máxima local (11-8). El Octavio hizo un mal cambio y llegó a jugar con cuatro. Sin embargo los locales no consiguieron apenas renta. De ahí al descanso todo se tensó más, el choque se cerró en ataque y se hizo más táctico que nunca, con los entrenadores tomando especial protagonismo (14-11).

Tras el paso por los vestuarios el Octavio encajó un duro parcial de 3-0 que hizo saltar todas las alarmas. Luego se vio un bonito duelo con juego plagado de alternativas, pero con el reloj corriendo en contra de los olívicos. Al cuarto de hora los locales cogieron una diferencia de más siete y eso resultaría letal. El Octavio apretó con todo, García Lloria paró muchísimo y el equipo recortó las diferencias, pero nunca como para llegar a poner en verdaderos problemas a su rival.