El Celta juvenil sigue sin carburar, y ayer sumó la tercera derrota de la temporada, la segunda consecutiva en A Madroa, que los deja en la décima posición, pendiente del resto de encuentros de la jornada. La clasificación es lo de menos, pues esto no ha hecho más que comenzar y a buen seguro que el equipo terminará en la zona alta de la clasificación; pero lo más importante son las sensaciones, y esas no son buenas.

El Roces, que con los tres puntos de ayer ya supera al Celta en la clasificación, llegó a A Madroa con la lección muy bien aprendida. Defenderse con orden y aprovechar, su fuera posible, una contra para sacar tajada.

Con este planteamiento fue evidente que el Celta llevó el peso del encuentro. Los asturianos juntaron mucho sus líneas y el equipo céltico se atascó. En el centro del campo se tocaba y tocaba el balón sin que los jugadores del Roces hicieran intención de presionar, pero de medio campo hacia adelante la historia era completamente diferente.

No pasaron muchos minutos para que David de Dios hiciera los primeros cambios de jugadores sobre el campo, pero se continuaba sin ser capaces de abrir el campo. El juego se cargaba por la derecha y por el centro, pero en los primeros cuarenta y cinco minutos no hubo un disparo con peligro. Eso sí, en una que se acercaron los asturianos, saque de esquina y Yari remata solo dentro del área al fondo de la portería de Borja.

En la segunda parte el Celta salió con otra actitud. Defensa de tres, equipo adelantado y más corazón que cabeza. El Roces, como era de esperar, se encerró en su área llegando a acumular los onces jugadores. Ante una situación así era imposible que los vigueses dispusieran de claras ocasiones para marcar, y aún así las tuvieron, pero en la tarde de ayer los delanteros tampoco estuvieron demasiado acertados.

Los minutos pasaban y el nerviosismo se incrementaba en un Celta que no veía un hueco, mientras que los asturianos estuvieron a punto de sentenciar el partido el alguna contra. Al final, nueva decepción de un equipo que necesita madurar.