"Buen portero. Es una pena que sea pequeño", le dijeron un día a Covelo de Sergio Álvarez. El entonces entrenador de arqueros del Celta le fue con el cuento para motivarlo.

- Dicen que eres pequeño. ¿Ya sabes lo que tienes que hacer?-, le preguntó Covelo.

- Saltar más-, respondió Sergio y se metió en el gimnasio a ejercitarse en ese empeño.

Y a eso se ha dedicado desde entonces. A saltar sobre sus limitaciones físicas y los obstáculos de la vida; a saltar sobre las previsiones del club y tantas temporadas a la sombra de otros. Este domingo, cumplidos los 28 años el pasado día 3, podría iniciar como titular una campaña por primera vez en casi una década de trabajo con los mayores del Celta. Son muchos los que se alegrarán si Berizzo así lo ordena.

A Sergio, como a tantos, lo descubrió Javier Maté cuando dirigía la cantera céltica. Aún está eclosionando la última hornada de los que seleccionó para A Madroa: Mina, Borja Fernández, Costas... En Sergio, claro, coincidió el ojo preciso de Maté para un oficio, el de portero, en el que el burgalés tiene categoría de leyenda céltica. "Sergio estaba en el penúltimo año de juveniles y ya había jugado algunos partidos con el primer equipo del Arosa. Comenzamos a seguirlo", recuerda. "Destacaba por lo mismo que ahora. Con 17 años era muy maduro. Se diferenciaba en su comportamiento".

Lo ficharon para el filial. Pronto comenzó a combinar esas labores con las de tercer portero de los profesionales. Aunque con cierto desfase, sustituyó al chantadino Roberto cuando éste se fue al Sporting de Gijón. De 2004 a 2011 sólo disputó partidos en el Celta B. Con un paréntesis en la campaña 2008-2009. Cedido al Racing de Ferrol, se lesionó al comienzo. "Pero él siempre ha mantenido esa estabilidad emocional", insiste Maté. "No se descentra en las épocas duras ni en los momentos buenos que haya podido tener. Se ha comportado igual, con naturalidad. Es esa serenidad que también transmite en el campo. Le funciona muy bien la cabeza".

Covelo refrenda el diagnóstico. Lo dirigió en el trabajo específico bajo palos en la etapa con Fernando Vázquez. Entonces, como meritorio de Pinto, Quintana, Esteban... Después llegarían Notario, Falcón, Varas o Yoel, un par de años más joven que él, su eterno rival canterano y a la vez buen compañero. El ascenso lo celebraron íntimamente abrazados, dedicándose cariños.

"A Sergio le tengo muchísimo cariño. Puede estar ante una gran oportunidad y ojalá que la aproveche. Se merece triunfar", proclama Covelo. "Trabaja mucho. Es técnicamente bueno. Y tiene confianza en sí mismo". También destaca en el juego con los pies, se le suele elogiar. Aquí advierte Maté: "El portero ha tenido que adaptarse en esta faceta por las modificaciones del reglamento. Pero no olvidemos que lo primero es que no cometa pifias. Si puede salvar algún gol, mejor. Sergio habrá cometido sus errores, todos los cometen. Antes que nada, es un portero notable".

Los dos expertos destacan, además, que el catoirense ha sabido exhibir sus cualidades en las escasas ocasiones de las que ha disfrutado y precisamente con el inconveniente de la intermitencia. "La falta de continuidad es un problema y él ha sabido manejar eso a lo largo de su carrera", resalta Maté.

Resulta obvio que el Celta, en el diseño a largo plazo de su proyecto, decidió hace tiempo invertir en Rubén Blanco. Sergio, en el boceto original para esta campaña, incluso no aparecía en virtud de la cláusula que permitía finiquitar su contrato. Sus exhibiciones ante Real Madrid y en Mestalla hicieron reflexionar a la dirección deportiva. Después apareció el Valencia con su oferta por Yoel y el traspaso del vigués resolvió el atasco. Ahora, en un vuelco inesperado del destino, es Sergio el favorito para ser titular ante el Getafe según lo que puede tasarse del verano. "Y solo lo han renovado por una temporada", comenta Covelo. "Parece que siempre tiene que estar pasando exámenes". A eso se dedica Sergio, sin perder nunca su resplandeciente sonrisa. A saltar más alto cuando le menciona que es un portero bajo.