Una generación de treintañeros toma el mando de un club que pronto cumplirá medio siglo de existencia. El Academia Octavio inicia una nueva era, marcada por el saneamiento de sus cuentas y el protagonismo de la cantera. Javier Rodríguez, presidente, alma de la entidad y hombre orquesta, seguirá pendiente de la entidad fundada por su padre, pero más en segundo plano.

Rodríguez admite: "En los dos últimos años he estado desaparecido por problemas médicos. Hubo jugadores con los que ni llegué a hablar. No tenía ganas, ilusión ni dinero. Cerillo quiere que vuelva a ilusionarme con el balonmano. Tendrán todo mi apoyo y colaboración. Pero yo he llegado hasta donde podía llegar".

Rodríguez detalla la situación económica del club cuya gestión entrega a la nueva generación. Los ingresos recibidos a final de campaña se han dedicado a pagar las deudas con exjugadores anteriores a la campaña 2013-2014. Esa cuenta está casi saldada. También ya es "prácticamente inexistente" la deuda con Hacienda, que llegó a alcanzar los 360.000 euros. "El club ha estado diez años en la UVI, con respiración asistida", explica el presidente. "Ha pagado siempre, pero tarde, mal y arrastro. Seguimos enfermos, pero ya no estamos en la UVI. Tomamos medicamentos, ya sabemos cuáles son".

Como acreedores quedan ahora todos los que eran miembros de la última plantilla dirigida por Quique Domínguez. Muchos de ellos apenas cobraron nada de sus sueldos en el ejercicio recién concluido. Los nuevos gestores, en varios casos ellos mismos acreedores del Octavio, negocian pactos y calendarios de pago. Como aval de su seriedad ofrecen su compromiso con el futuro del club y una nueva política económica, muy estricta.

"Reducir deuda, recortar los gastos y aumentar los ingresos". Es la receta. Elevar los ingresos exigirá tocar muchas puertas; la tijera, en cambio, ya está preparada. "Llevamos 25 años de presupuestos exagerados", admite Javier Rodríguez. Cerillo, totalmente centrado en "sanear el club por completo", anticipa: "El recorte del presupuesto destinado a la primera plantilla será importante".

Cerillo, que seguirá jugando si se recupera bien de su lesión de rodilla, encabeza el grupo gestor en calidad de general manager. Jabato y Alemany se retiran de la cancha para pasar al banquillo como primer y segundo entrenador del equipo de Honor B y coordinadores de las categorías inferiores; Iago Rivas se encargará de marketing, captación de sponsors y canteranos; Nuria Lago regirá el departamento de comunicación; Javier Otero, delegado del primer equipo, trabajará en la relación con los padres de los canteranos, que ayer por la tarde también conocieron de primera mano la hoja de ruta en una reunión.

Organizar este grupo de trabajo, compuesto por personas de entre veinte y treinta años, ha sido la tarea del último mes. Jabato, elegido como sucesor de Quique Domínguez tan pronto se conoció la marcha de este, quiso aplazar cualquier maniobra hasta tener todos los detalles atados. Conoce el pesimismo general, y el concreto del balonmano, y pretende espantarlo: "Si luchamos, podemos darle una vuelta a esto".

Jabato, mientras se organizaba todo el proyecto, no había querido efectuar más fichajes que el de dos técnicos para la cantera, aplazando la confección del primer equipo. También se ha asegurado la colaboración desde la distancia de Jesús Rivilla, prestigioso preparador físico que trabajó en el Ciudad Real. En el ínterin, Moledo y Dani Hernández se han comprometido con el Teucro. Los planes de Manu Martínez y Alberto Casares tampoco pasan por seguir en el Octavio. Puede haber otras marchas. "Igual llegamos tarde en algunos casos", aceptan. Por seriedad han preferido pagar ese precio. Cerillo y Jabato quieren retener a piezas esenciales como Lloria y Fran González. Mientras, preparan el desembarco masivo de la generación juvenil a la que el propio Jabato timoneó hacia el título gallego. Los cinco jugadores de segundo año se instalarán definitivamente con los mayores; puede haber más incorporaciones.

"Yo he vivido el descenso de público en As Travesas. Pero también sé que Vigo respira balonmano", sostiene Jabato. "Involucraremos a los padres, traeremos niños, lograremos mayor repercusión. Es el proyecto que hay que tratar de vender, basado en cosas reales".

Cerillo concluye: "Es un proyecto con sentidiño. Con cabeza. Pero también tenemos que construir un equipo competitivo y ambicioso". Ninguno oculta su horizonte a medio o largo plazo: "Devolver al Octavio donde se merece, a la Liga Asobal".