Irán y Nigeria firmaron el primer empate a cero de Brasil 2014, un resultado que premió el esfuerzo colectivo del conjunto que dirige el luso Carlos Queiroz, que desesperó a un inoperante campeón africano.

Las Súper Águilas Verdes perdieron una magnífica oportunidad para comenzar con una victoria que le acercara a la lucha por la segunda plaza de un grupo que comanda Argentina como absoluta favorita.

El desarrollo del encuentro fue el previsible. Irán, un equipo limitado pero solidario hasta el extremo, se resguardó en su campo, con constantes ayudas, para frenar las alocadas acometidas de Nigeria.

Nigeria llevó la iniciativa pero nada más. John Obi Mikel trató de dirigir junto a Azeez sin apenas éxito. Ni Musa ni Moses, los teóricos puñales por las bandas del cuadro de Stephen Keshi, pudieron hacer valer su velocidad y Emenike estuvo muy solo en punta.

Y eso que las Super Águilas Verdes tuvieron una doble ocasión nada más comenzar el partido gracias al esfuerzo de Emenike. Pero fue simplemente un espejismo. Sin precisión en el pase ni buenas combinaciones, el trabajo de los iraníes atrás les permitió crecer en confianza.

De hecho, hasta el conjunto asiático gozó de la mejor ocasión de gol en un saque de esquina que remató su delantero y hombre más peligroso, Reza Ghooichanejhad, pero se encontró con la buena intervención del portero Enyeama.

Keshi, quien se vio obligado a cambiar a la media hora por lesión al defensa Oboabona, a los 52 minutos se decantó por la veteranía y la experiencia de Shola Ameobi. No le dio sus frutos y a los 69 minutos buscó otras soluciones con Odemwingie. Tampoco las encontró porque a fe en su trabajo pocos ganan a los iraníes.

Irán avisó a Argentina y Bosnia de que será más que complicado hacerle un gol, en tanto que los nigerianos están obligados a mejorar su prestación.