El Coruxo perdió ayer una grandísima oportunidad de encarrilar la permanencia en la categoría. A falta de doce puntos por disputarse, el conjunto vigués tiene cinco de ventaja sobre los puestos de descenso y uno sobre el de promoción.

El partido de ayer fue cruel en su desarrollo y en su conclusión. Cruel por el tanto encajado, que son de esos en los que la fortuna tiene un porcentaje muy alto de éxito, a pesar del grave fallo de Fernando, y cruel porque el Coruxo hizo méritos más que suficientes como para no salir derrotado.

El Avilés llegó a O Vao con la lección bien aprendida. Yosu Uribe, técnico asturiano, sabía que si dejaba sueltos a los "jugones" del Coruxo tenía muchas opciones de perder el encuentro, y por eso formó dos líneas de cuatro muy juntas que asfixiaron a los vigueses. Las dos líneas defendían muy lejos de la portería, y eso facilitó que David Armengol tuviera una tarde un tanto relajada.

El medio campo vigués se encontró incómodo sobre el terreno de juego. Antúnez se movía de un lado a otro tratando de encontrarse más suelto, lo mismo que Pedro Vázquez y Rafa Mella. El balón circulaba de un lado a otro pero sin encontrar una brecha por la que entrar, lo que provocó ansiedad en los jugadores vigueses. Para colmo de males, en el minuto 23 Borja Prieto ve adelantado a Fernando y lanza una volea desde unos sesenta metros que el guardameta local no puede despejar. Independientemente del fallo del portero, excesivamente alejado de su meta, la suerte del visitante fue máxima, al ser muy complicado acertar desde esa distancia y esa inclinación.

La semana pasada ante el Oviedo, el Coruxo reaccionó muy pronto al tanto visitante, y ayer no pasó lo mismo, aunque tuvo la oportunidad. La suerte que no tuvo Fernando, o de la que gozó el centrocampista asturiano, no la tuvo ayer Pedro Vázquez cuando un minuto después del tanto disparó con fuerza y el balón se estrella en el palo. La grada de O Vao cantaba el gol, pero en esta ocasión la fortuna fue esquiva.

Tras el descanso, el Coruxo tomó las riendas del partido. El Avilés no conseguía mantener la misma intensidad en sus dos líneas y los vigueses comenzaban a llegar a las inmediaciones de David Armengol. La ansiedad comenzó a apoderarse de los vigueses, que querían llegar al área de cualquier manera.

Rafa Sáez quemó las naves. Retiró del campo a Costas y metió a Reguero, retrasando la posición de Mateo. El equipo ganó presencia ofensiva, pero el Avilés seguía bien colocado en defensa, pero faltaba ese punch final para lograr el empate.

Como no podía ser de otra forma, el Avilés comenzó a retrasar líneas. Sabía de la importancia de los tres puntos en juego, y era consciente de que no se le podía escapar de las manos.

El Coruxo trató de orientar su juego hacia las bandas, sobre todo la izquierda, y en el minuto setenta y cuatro Cusi sacaba el balón prácticamente en la línea de gol en uno de los múltiples intentos de los vigueses por lograr marcar.

La frustración de los vigueses por lograr el gol llevó a Mateo a hacer una entrada a destiempo en el descuento, que hizo que el colegiado del encuentro le mostrara la segunda tarjeta amarilla y por lo tanto fuera expulsado, por lo que se perderá el partido del próximo domingo en Guijuelo, encuentro al que tampoco acudirá Costas, que cumplirá ciclo con la quinta amarilla vista en el choque de ayer.

Lo que no se puede negar es que los jugadores vigueses lo intentaron hasta el pitido final. El Avilés terminó atrincherado en su área, defendiendo a David Armengol con uñas y dientes, pero el gol de los vigueses no llegó, finalizando una racha que los volvió a poner en el buen camino.