La presencia de Tracy McGrady en cancha durante los seis minutos finales resume la bofetada dolorosa a los Grizzlies. Recién vuelto de su prejubilación anticipada en China, el antiguo astro arrastró sus maltrechas piernas delante del deprimido banquillo visitante. Media cuarto le había sobrado a un encuentro que presagia una serie dura para la escuadra de Memphis.

En el tercer cuarto, con 62-56 en el marcador tras un 0-10, Bayless falló el triple que quizás hubiera provocado el nerviosismo de los Spurs. En la lectura global del encuentro ese instante se antoja una mentira, disipada de un manotazo (73-57). Los tejanos fueron netamente superiores en todo momento. A la canasta inicial de Marc Gasol le siguió un parcial local de 7-0. Hollins pidió tiempo muerto con solo un minuto y 48 segundos consumidos. Quería enviar el mensaje de que pensaba tenerlo todo controlado. También en perspectiva queda como un gesto ridículo. El 31-14 del primer parcial es, en cambio, un retrato preciso.

No sorprenden los 83 puntos de los Grizzlies. Es una escuadra irregular en anotación, que escasea en talento, especialmente desde el perímetro tras la marcha de Mayo y Gay. La suya ha sido una apuesta por la seriedad colectiva y la intensidad defensiva. Todo lo que ayer faltó ante los Spurs, salvo en ese amago de remontada. Si los de Popovych se van más allá de los 100 puntos, la serie se terminará en un suspiro.

Los locales ni siquiera tuvieron que recurrir a Duncan, más centrado en tareas defensivas. Parker dirigió con mano suave. Encontró siempre al tirador libre. Ahí resultó especialmente porosa la marca de los de Tennessee. Los Spurs anotaron 14 triples de 29 lanzamientos. Un acierto en porcentaje y totales que nadie puede resistir.

Popovych se llevó de calle la esgrima de la pizarra. Construyó un perfecto sistema de ayudas que le cegó la pintura a los pívots de los Grizzlies. La actuación de Marc Gasol casi parece buena en la comparación con su socio. El español sumó 15 puntos, 7 rebotes y 2 asistencias, pero con malos porcentajes (7/16); Randoph se quedó en dos pobrísimos puntos. Ni siquiera es que fallase tanto. Es que apenas tuvo oportunidad de lanzar para lo que él acostumbra (1/8).

En tales circunstancias, los Grizzlies estaban condenados. Para batir a los Spurs necesitan exprimir al máximo sus virtudes y limitar sus defectos. Deben aproximarse a la perfección. Los Spurs tienen un catálogo mucho más completo. Si acaso, se les suponen más problemas de energía en piezas importantes como Duncan si la serie se alargase y fuese áspera. El primer partido es una mala noticia para los de Hollins más allá de la derrota, porque apenas desgasta de cara a la segunda cita, mañana.

A Hollins le toca la tarea de ajustar su maquinaria o más bien revolucionarla. Su esperanza: el carácter competitivo que sus pupilos han demostrado en numerosas ocasiones. Ya empezaron perdiendo las series con Clippers y Thunder. Todas ellas con el factor cancha en contra y partiendo como víctimas. Como víctimas propicias parecían en la primera ronda de 2010-2011, cuando sorprendieron a unos Spurs (4-2) que tenían el mejor registro de la temporada regular en el Oeste. Si la fe puede imponerse a los argumentos baloncestísticos, ha de ser con los Grizzlies.