Día de fiesta en el Iveco. Se celebra lo que se ha sufrido. La permanencia en División de Honor ha exigido tanto sudor como el ascenso de la pasada temporada, conquistado a sangre y fuego en casa del CRC defendiendo sobre la línea de ensayo. Valladolid fue en esta ocasión el escenario de otra historia épica, que tampoco agota los desvelos. La directiva trabajará hasta agosto en reunir el apoyo financiero necesario para cubrir la plaza. El presidente, Ramón González-Babé, resume el proyecto: "Seguir creciendo". El plan contempla conservar a David Monreal y Norm Maxwell al frente del equipo.

Ante el Quesos Entrepinares, esta vez, no tocó defender la frontera propia sino cruzar la contraria en cuatro ocasiones. El Iveco necesitaba el bonus ofensivo para no depender de la derrota del Alcobendas ante el Getxo. Los madrileños retrasaron media hora el inicio de su partido, un margen que les concedía la oportunidad de saber si seguían con vida. A 200 kilómetros de distancia Babé le iba cantando a Monreal lo que sucedía con el rival directo. En el minuto 60, el Iveco perdía por 50-5 y el Alcobendas ganaba por 15-10 aún en la primera parte. Una situación que condenaba al XV del Olivo a disputar el dramático play off de permanencia. "La verdad es que las cosas se nos habían puesto feas. Le dije a Ramón que no me volviese a comentar nada del Alcorcón", recuerda Monreal. Los vigueses exprimieron su alma. Lograron dos ensayos. El entrenador catalán se la jugó entonces. Sacó a Uruburo. El ala de 19 años posó el cuarto ensayo en la primera acción en la que participó. Fue en el minuto 73, a solo siete del desastre.

El Alcobendas, tras conocer la noticia, seguramente aflojó. Acabaría perdiendo con el Getxo. El Iveco montó la fiesta con los seguidores que se habían desplazado hasta Pucela. "Se me hace raro que estemos celebran una derrota de 55-26", bromea Monreal. Babé constata: "Nadie nos ha regalado nada". El jerarca siempre conservó su fe en la permanencia a lo largo de la campaña, en la que el primer triunfo llegó a antojarse imposible: "Pagamos la inexperiencia, los detalles. Pero el equipo competía bien".

Gerente profesional

El club ya piensa en la próxima temporada. Tienen de plazo hasta agosto para decidir si compiten en la máxima categoría, que se amplía a doce equipos. "Queremos seguir creciendo como club", indica Babé. "No es algo que vinculemos a estar en División de Honor, pero nos facilita luchar por los medios necesarios. Queremos solucionar los puntos deportivos y administrativos en los que podemos haber fallado".

Habrá incorporaciones a la directiva. Se valora la posible contratación de un gerente profesional. Si las exigencias económicas se cubren, Monreal y Maxwell construirán la plantilla. Retener a algunos jugadores resultará difícil, en todo caso. Tukaki maneja ofertas del Súper XV. La continuidad de Carlos Blanco depende de si la Federación Española organiza una especie de concentración permanente de la selección de rugby a siete, de la que el capitán del Iveco es integrante fijo.

David Monreal espera noticias lo antes posible "para que no suceda lo del año pasado, cuando hubo que realizar los fichajes a última hora". El preparador catalán confía en que los patrocinios permitan formar "un equipo más competitivo". Quiere quedarse a toda costa: "Vine para aprender y crecer con el club. Los directivos son buena gente, que es lo importante. El ambiente de trabajo resulta agradable. El Iveco es una familia. Al final, lo que cuenta es poder regresar algún día a Vigo y tener buenos amigos con los que recordar el pasado".

Meu e Iñaki, de jugadores a directivos; Mera, al cuerpo técnico

La permanencia prolonga el sueño del Universidade de Vigo Iveco y a la vez culmina un ciclo. Jugadores históricos de la entidad han decidido retirarse. Ya lo han comunicado Iñaki Romanes, Diego González Fortes "Meu" y Alberto Mera. Sin embargo, no se desvincularán del club.

Iñaki y Meu, amigos desde el jardín de infancia, escriben el epílogo de su carrera deportiva igual que el preámbulo, juntos. En el caso de Meu, es su segundo adiós al oval. Regresó el pasado verano de Dublín, en donde residía, para disfrutar de la experiencia de la División de Honor. Las lesiones han dificultado su participación. Con todo, satisface un anhelo y recupera raíces. Se queda en Vigo. Ambos forman parte de la reorganización de la directiva que anuncia Babé. "Van a tener que trabajar más que antes", bromea el presidente.

Para Alberto Mera se maneja otra idea. El medio melé ya ejerce de seleccionador gallego de la categoría cadete. "Estamos intentando convencerle de que se quede", revela Monreal. "A Alberto le gusta entrenar. Me gustaría que estuviese con nosotros y adquiriese experiencia. Así, cuando Norm y yo nos vayamos, habrá gente de la casa preparada. No tendrá que venir nadie de fuera".