Pedro Álvarez correrá la Vig-Bay con el dorsal 47. Se lo ha pedido específicamente a la organización. El número certifica la estación concreta de su particular hazaña. Álvarez ha disputado carreras en 46 provincias de España. Con la prueba del domingo completa el tour peninsular. Ya solo le quedarán las muescas insulares, las dos provincias canarias y la balear. E incluso anticipa otra división administrativa en su vagabundeo sin fin: "Cuando cumpla lo de las provincias, me plantearé el reto autonómico. Iré a Ceuta y Melilla para añadir las ciudades autónomas".

No es un plan concebido así en origen. Álvarez es militar profesional. Pertenece al ejército del aire. Reside actualmente en la base militar de Torrejón. Las obligaciones del servicio le han supuesto varios cambios de destino. Su amor al atletismo le llevaba a competir en pruebas allí donde estuviese. "Comencé a correr en 1994. A los 5 o 6 años me di cuenta de que llevaba la mitad del mapa y me planteé completar las provincias que me faltaban".

Con la Vig-Bay tacha la provincia de Pontevedra sobrepasada la frontera de los 40 años. Galicia fue una pieza del puzle que comenzó a afrontar el verano pasado. "En agosto, en el mismo día, corrí en Guitiriz (Lugo) por la mañana y en Carnota (A Coruña) por la tarde. Después me tocó Baños de Molgas (Ourense)". Elige la Vig-Bay como última cita gallega por recomendación: "Varios compañeros participaron en 2011 y me han hablado muy bien de ella".

El catálogo de lo disputado abarca de maratones (once en total) a distancias de menor calado. Como todo atleta popular, examina el cronómetro en sus entrenamientos y elabora un cálculo del tiempo que podrá firmar en la ribera de la Ría de Vigo. "Mi mejor tiempo en una medio maratón es de 1.25. Pero no disputo ninguna desde octubre, cuando corrí en Bilbao. Creo que podré acabar en 1.40", aventura.

Pedro Álvarez se toma esta particular colección de provincias como una forma de conocer España. Está en el servicio de guardias de 24 horas. "Eso me deja bastante tiempo libre", explica. Aprovechando que una amiga, también militar, trabaja en la estación de radar de Noia y posee casa en O Rosal, disfrutará de las excelencias del sur gallego. De la experiencia intentará llevarse, como en otras ocasiones, algún detalle material: la camiseta, el dorsal si le dejan, la medalla si se obtiene... Y el recuerdo indeleble, etiquetado como el 47.