Jorge García Lloria firma con el Academia Octavio hasta el final de liga. Concreta así su regreso al club en el que se formó en una temporada de vaivenes. El portero vigués inició el ejercicio en el Toledo, de División de Honor B. La desaparición del club castellano lo dejó en el paro. Se había refugiado en el Paraxe Chapela, de Primera Nacional. La llamada académica lo devuelve a la elite. Tres categorías en secuencia, un dato "curioso", admite el jugador, que se declara "muy contento por esta oportunidad que ha surgido de jugar en Asobal".

"En Toledo lo pasamos mal", dice del proceso que desembocó en la liquidación de la sociedad. "Todo se me complicó". Negoció con el Mecalia Novás para seguir en Honor B, el hábitat más frecuente en su carrera. Hubo dificultades legales. Entre medias regresó a Vigo. Pidió permiso al entrenador del Octavio, Quique Domínguez, para participar en los entrenamientos. El técnico del Paraxe, Fran Teixeira, lo llamó. Su estancia en el club chapeleiro ha sido tan breve como productiva. Lloria ha contribuido a impulsar al equipo hacia la fase de ascenso.

La relación concluye con buenas palabras. El acuerdo contempló desde el principio que se le daría libertad ante propuestas de superior nivel. El presidente del Chapela, González Soto, elogia la impliación que ha exhibido el portero en estas jornadas. Lamenta, por contra, que el Octavio lo captase sin aviso previo. "Asunto entre las directivas", valora Lloria. "Yo solo siento agradecimiento hacia el Chapela, que me acogió cuando me quedé sin equipo".

El presidente del Octavio, Javier Rodríguez, conversó ayer con su homólogo chapeleiro para templar ánimos. Rodríguez reconoce que no quiso establecer contactos oficiales hasta que la decisión de fichar al vigués fuese firme.

Lloria reactiva su pasión rojilla, incubada desde la adolescencia. El Octavio lo enroló cuando era cadete. Progresó en el escalafón hasta servir de alternativa a Pasqui en el primer equipo durante dos temporadas. Después empezó su trashumancia. Conoce a Quique Domínguez y a sus ayudantes. Es íntimo de Fran González, Cerillo y Macías. "Me crié en el Octavio", condensa. "Regreso con ganas".

Podría debutar incluso el próximo viernes ante el Antequera. "Es un partido importante". Sería su primer encuentro en el Central desde hace un lustro, cuando lo visitó como portero del Huesca. También jugó con los oscenses el año pasado, pero en Navia, en aquel encuentro en el que el Octavio certificó su regreso a Asobal. "Me hace mucha ilusión volver a jugar en As Travesas. Estoy otra vez en mi ciudad, con mi familia, con mis amigos".

Lloria acepta el papel que Domínguez le reserva. "Está claro que Javi Díaz es el primer portero. Le tengo admiración. Quiero aprender de él y de los técnicos". Su objetivo inmediato es "entrar en la dinámica del grupo con rapidez" y ya advierte: "Me siento preparado para el reto".

También se resigna a convivir con nuevas dificultades financieras. La pesadilla de Toledo no queda totalmente atrás. El Octavio se retrasa en la soldada. Una enfermedad común en estos días. "El balonmano está muy mal en todos los sitios", analiza Lloria. "La situación está así. Debemos seguir adelante por el deporte y por nosotros mismos. Yo me lo tomo con optimismo".