En abril vuelve a ponerse en marcha la Liga Mundial de vóley-playa, donde compite Alejandra Simón (Vigo, 1985). En julio del pasado año ganó el oro en los Juegos del Mediterráneo y sentó la primera piedra de su camino hacia los Juegos de Londres. Una operación en el hombro la ha tenido parada unos meses y ahora ya cuenta los días para volver a la arena.

- ¿Cómo va la recuperación del hombro?

- Me operé en diciembre y estuve tres semanas de inmovilización, luego empecé con el fisio y llevo un mes en el que ya voy mucho mejor.

- ¿Estará lista para iniciar la Liga Mundial?

- El cirujano me ha dicho que, si sigue la misma evolución, cree que en abril ya estaré compitiendo y de hecho la competición empieza a finales de abril. Lo que pasa es que he perdido forma física y cuando termine la rehabilitación de hombro tengo que ponerme en el gimnasio de forma intensiva para volver a coger la forma, porque no he tocado un balón de vóley playa desde hace tres meses.

- ¿Cómo se plantea esta temporada?

- El reto este año en la Liga Mundial después de haber pasado por la lesión será el de volver a engancharme a la competición, de intentar terminar el año entre el grupo de las 25 que suelen estar en el cuadro principal, pero va a ser muy difícil. Hay mucha competencia. Además tras un año olímpico las parejas veteranas reposan un par de años pero cuando faltan dos años vuelven a entrar, mientras que las jóvenes que se están formando, si tienen ayudas de sus federaciones, empiezan a competir y a ir a todas las pruebas y cogen nivel muy rápido. Te dan por todas partes.

- ¿Piensa ya en los Juegos de Londres?

- Una cita olímpica es el objetivo de todos los deportistas, pero también soy realista y esta lesión de hombro me ha hecho perder un año. De todos modos para la clasificación olímpica cuenta lo realizado los dos años anteriores a la cita.

- ¿Hay opciones reales?

- Es el reto que a mí me gustaría, pero he visto equipos que en un año pasan del puesto 40 a estar ahí arriba. La posibilidad existe, pero soy joven, tengo 25 años, y sé que va a haber muchas más oportunidades. En el vóley playa se suele llegar a 35-36 años en chicas, por lo que me quedan 10 años para intentarlo.

- Su cambio de la pista al vóley-playa le ha permitido brillar en su camino hacia la élite.

- La diferencia clave entre llegar a unos Juegos en vóley-playa y en llegar en el voleibol de pista es que en pista te tienen que seleccionar, pero en vóley-playa si tú, con tus medios, si tú te lo costeas, y eres bueno y puedes llegar arriba, vas a una Olimpiada. Depende mucho más de ti.

- Pero a costa de mucho sacrificio.

- En realidad el vóley playa es como un amante muy exigente, no te permite otra cosa. Entre entrenamientos, viajes, torneos, el año pasado creo que estuve un mes en mi casa, contando Navidades y verano. Es muy duro. Además, es imposible vivir del vóley. Incluso las mejores del mundo tienen dinero para vivir bien mientras compiten, no les da para ahorrar. A mí, ahora mismo sólo me patrocina la Federación Española, nos da una beca para cubrir gastos de piso y la comida y los viajes, y el resto lo tienes que costear tú. Y es difícil encontrar un sponsor a día de hoy porque la crisis se ha notado en el sector empresarial.

- ¿Y encuentra apoyo en las instituciones?

- Hasta ahora de Galicia no he recibido ayuda económica de ningún tipo y estoy luchando para ver si de mi ayuntamiento, del Xacobeo o si de cualquier institución se me puede apoyar de alguna manera. Creo que somos pocos los gallegos que estamos por ahí pululando y sería bueno que la gente sepa que queremos representarlos.

- ¿No se siente apoyada?

- Yo siempre he sentido el apoyo de los míos, pero una cuando se va parece que deja de ser. Yo me fui porque puedo hacer lo que me gusta en Galicia. La Federación me impone, de alguna manera, estar en Tenerife porque es donde está la selección. Pero la verdad que me gustaría que la gente también reconociera que soy gallega. Nací en Vigo y me da pena no tener más apoyo de mi tierra.