Antonio López celebró su segunda victoria como primer entrenador céltico. El cordobés se ganó las iras del público al sustituir a Okkas por Vitolo, aunque se defiende al aclarar que el chipriota le solicitó el cambio.

Sin euforias, López entiende que "el resultado es justo, teniendo en cuenta que jugamos a ráfagas y tuvimos muchas situaciones para definir. El equipo, a estas alturas de la temporada y con el objetivo tan lejos, no está con el ánimo a tope. De todas formas, hemos jugado mejor en otras ocasiones y no hemos ganado. Nos quedamos con ese sabor de la victoria y de las oportunidades que creamos".

Le agrada el arranque y la capacidad de solucionar algún problema puntual: "Estoy satisfecho con los primeros treinta minutos. La situación de Farinós nos desajustó después. Supimos corregirlo tras el descanso".

No está de acuerdo con la afición por sus quejas sobre las maniobras en el banquillo: "No ha visto que Okkas nos ha pedido el cambio y no he podido sacar un delantero porque ninguno estaba calentando. Lo tenía que hacer".

También defiende su apuesta por la titularidad de Peña, pese a que salía de una lesión y volvió a recaer: "Yo conozco a Peña desde que tiene 18 años. Si él me dice que está... Tampoco teníamos muchas más alternativas. A Agus lo estamos manejando en todas las posiciones. Sólo nos falta que juegue de portero. Estoy contento con su rendimiento".

"La vamos a mirar", dice de la jornada y de la posibilidad de aproximarse a la tercera posición, "pero nosotros tenemos que seguir sumando, que es de lo que se trata. Con los problemas que está teniendo el equipo, tenemos que centrarnos en luchar y por supuesto jugar mejor. A mí me encantaría. Pero nuestra idea es mirar domingo a domingo. No vamos a cometer el mismo error".

"Uno de nuestros objetivos es encadenar tres victorias consecutivas, que no lo hemos hecho en todo el año", revela. "Hay que aferrarse a realidades tangibles y lograr esa racha es una de ellas. Si lo consiguiésemos, podríamos estar en disposición de otras cosas".

Acepta, con todo, que el Celta estuvo demasiado irregular en su rendimiento y eso en parte es la causa del sufrimiento de los últimos minutos: "Hubo fases en las que el juego no fue rítmico. Si hubiésemos tenido tranquilidad al contraataque, el resultado hubiese sido otro".