A. Álvarez/D. Doval / vigo

La principal ventaja de la NBA sobre torneos europeos como la Liga es de naturaleza conceptual. La NBA se vende como producto integral y no como una suma de equipos que se consideran enemigos. De ahí que se articulen mecanismos para garantizar la igualdad entre franquicias como el `draft´ y el tope salarial. Puede resultar paradójico en la sociedad del libre mercado, pero el sistema concede margen de acción a los ejecutivos.

El tope salarial es un método valioso. David Stern lo instauró en 1984 para contener la inflación de los sueldos. Se calcula como un porcentaje variable sobre los beneficios, lo que asegura la rentabilidad del negocio. El tope de esta temporada es del 51%: 55,63 millones de dólares para cada equipo.

Sobre esta base se activa el juego de riesgo e inversión, aunque igualmente regulado. Es un "tope blando", con "excepciones" que permiten fichar sobre el techo: salario medio (cifrado en 4,9 millones), millón de dólares (en realidad, 1,6 para un jugador o repartido entre varios), novatos (según los baremos fijados en el `draft´), la excepción Larry Bird (fue el primer agente libre considerado como veterano calificado que se acogió a esta cláusula), la excepción Early Bird, la No-Bird, salarío mínimo, excepción de jugador traspasado y de jugador incapacitado. Cada una de estas fórmulas tiene su intríngulis y en su aritmética cuenta la habilidad de directivas y agentes. Si alguien desea apostar más fuerte, puede someterse al `impuesto de lujo´, que multa cada dólar de exceso con otro dólar. El dueño de los Mavericks, Mark Cuban, es su gran víctima.

También se regulan los traspasos, siempre entre `paquetes humanos´ con similar valoración (puede haber una desviación del 15% más 100.000 dólares). Porque los jugadores no pertenecen a los equipos, sino a la liga y han de jugar donde se les diga. Cambian libertad por fama y dinero, aunque estrellas como Kobe Bryant han negociado un derecho a veto.

La NBA no admite el secretismo que se practica en España y que facilita la ingeniería financiera. Todos los documentos están depositados en las oficinas centrales de Nueva York. Son valores férreos, como premiar la veteranía: hay mínimos y máximos que ofrecer a los jugadores en función del tiempo que lleven en la liga. Provoca absurdos como que Marbury centuplique los ingresos de Chris Paul, pero combate la figura del joven millonario premuramente avejentado.