La transformación del dique interior del puerto de Chapela en una piscina de mareas está más cerca. Esta actuación, que ya se estudió el pasado año, podría ser una realidad a corto plazo después de que el alcalde de Redondela, Javier Bas, y la concejala de Urbanismo, María del Carmen Amoedo, mantuvieran una reunión esta semana con el presidente de la Autoridade Portuaria de Vigo, Enrique López Veiga, para valorar este proyecto para el paseo de Cardona.

Con esta original iniciativa el gobierno local pretende dar utilidad a este espacio en la temporada estival creando una nueva zona de baño en el litoral chapelano alternativo a las playas de Arealonga y Os Penedos, y al mismo tiempo actuaría como atractivo turístico para dar vida a esta zona del frente marítimo.

El regidor redondelano explica que se trata de un proyecto de ingeniería "de gran complejidad" debido a que llevará un sistema de compuertas que permitirá retener el agua cuando la marea esté baja y que circule y se renueve durante la pleamar.

Durante la reunión con López Veiga se abordaron distintos detalles de esta actuación, ya que desde la Autoridade Portuaria quieren contar con los criterios del gobierno local antes de rematar los trabajos de elaboración del proyecto.

Así, el presidente del organismo portuario se comprometió a presentar el proyecto en un plazo de un mes y medio para, una vez valorado el importe de la actuación, firmar un convenio de cofinanciación entre el Puerto de Vigo y el Concello de Redondela para hacer frente a la ejecución de las obras.

Para crear la piscina será necesario instalar en el recinto del dique un sistema de compuertas que se abrirán y cerrarán en función de las mareas para permitir la entrada del agua. Durante la bajamar, y solo durante el día, la barrera permanecerá cerrada dejando la zona con un nivel de agua que permita ser utilizada por los bañistas.

Aunque esta piscina de agua de mar al aire libre es una iniciativa novedosa en Galicia, existe una similar en el municipio vasco de Mutriku (Guipúzcoa) que se ha utilizado como ejemplo.

La mayor complicación que presenta esta actuación es el desarrollo del mecanismo de compuertas para contener el agua durante la bajamar.

La piscina tiene unas dimensiones de 60 metros de largo por 30 de ancho y se llenará y vaciará con agua de mar al ritmo de las mareas. Según explicó al alcalde, la idea es que los barcos se mantengan amarrados en el interior, por lo que las compuertas solo se cerrarían durante las horas diurnas de la bajamar en la temporada de verano.