Entrar en una de las dos aulas en las que el cuerpo docente de Goián imparte clase por falta de espacio en el colegio municipal es retrotraerse en el tiempo. La misma pizarra, el mismo piso, las mismas paredes que hace más de medio siglo. Lo único que ha cambiado este espacio es el paso de los años y quizá el mobiliario. Y es que el incremento de alumnos del Colegio Público Pintor Antonio Fernández de Goián, cuya matrícula ha aumentado en un 30 por ciento en el último lustro, se ha convertido en un problema. La falta de espacio dentro del recinto escolar goianés ha obligado a que varias decenas de los 196 niños matriculados tengan que salir del colegio, situado al lado de un centro médico, y cruzar la carretera para poder llegar a sus aulas, habilitadas en un edificio contiguo en el que los cortes de luz son constantes y la calefacción una modernidad no disponible en pleno siglo XXI.

Pero los problemas no terminan aquí. Los casi doscientos niños matriculados no sólo tienen que salir del recinto para ir a este edificio, ya que el colegio carece de gimnasio, motivo por el cual se ven obligados a acudir al polideportivo municipal, situado a 300 metros del centro, siempre que éste no haya sido reservado para otra actividad.

Así mismo, el ANPA del Pintor Antonio Fernández también denuncia que hasta el año pasado la escuela ni si quiera contaba con un acceso adaptado a discapacitados. La Xunta de Galicia, en palabras de Claudia Méndez, presidenta del ANPA goianés, "se limitó a construir una rampa y habilitar las puertas de los baños invirtiendo una suma que alcanzó los 90,000 euros" pero que no tuvo en cuenta las escaleras que acceden al segundo piso donde se imparten materias obligatorias como música. Por este motivo y a falta de ascensor, "cada día los profesores tienen que llevar en brazos a la minusválida que asiste al centro hasta la planta superior". El año que viene no será la única niña con discapacidad.

Avales de reforma

Un informe del inspector de Educación, más de 1400 firmas de vecinos, así como el apoyo de diez asociaciones, del Consejo Escolar y del claustro de profesores avalan la necesidad de reforma y ampliación del centro, que se ha quedado pequeño y obsoleto, ya que desde hace 25 años no ha recibido ningún tipo de reparación. Apoyos y firmas que se recogieron en un dossier que pedía la mejora y ampliación del colegio y que fue entregado en abril en la Jefatura Territorial de Educación y Ordenación Universitaria, que hizo caso omiso a sus peticiones. Según Claudia Méndez, el delegado territorial César Pérez Ares, vecino y exprofesor del centro, declaró que la ampliación del edifico no le parecía una reforma prioritaria. "El dinero no es un problema cómo se ha visto –continúa la presidenta– ya que este mes hemos podido leer como Educación ha adjudicado importantes sumas de dinero a colegios de Vigo y O Rosal, cantidades similares a las que serían necesarias para cubrir las reformas que nosotros solicitamos. Pedimos seis aulas y un espacio para hacer gimnasia, no reclamamos lujos. Simplemente que nuestros niños puedan asistir a un colegio en condiciones".

Por este motivo y continuando con las acciones llevadas a cabo durante el curso, desde el 25 de Junio y hasta que vuelvan a empezar las aulas, los padres de los escolares afectados organizan todos los viernes una cacerolada frente al centro escolar. "Si las cosas no cambian, en septiembre tomaremos medidas drásticas", advierten.