Iago Aspas se estaba guardando para estrenarse como goleador en esta temporada. Tras siete semanas sin ver portería, la visita a Las Palmas acabó con la sequía del moañés. Justo en el día en que disputaba su partido número 250 con la camiseta del Celta (ya queda lejos aquella tarde en el estadio Helmántico de Salamanca en el que Alejandro Menéndez le dio la alternativa en un partido intrascendente), Aspas anotó el primer "hat-trick" de su carrera en la máxima categoría. Era la primera vez que llegaba a la jornada ocho sin haberse estrenado como goleador, pero ha terminado por compensarlo con rapidez.

Además se produce justo el día en el que el moañés regresaba a la posición de delantero centro -en la que ha jugado casi siempre las dos últimas temporadas si exceptuamos la segunda mitad del anterior ejercicio-. La vuelta a esa parcela ha devuelto la versión más goleadora del gallego que ahora puede afrontar los siguientes partidos con la descarga mental que para él suponía romper su mala racha.

Iago Aspas, capitán del equipo, celebraba especialmente además que los goles hubiesen llegado en un momento especialmente sensible para su tierra por culpa de los incendios. Aseguraba el moañés con el balón bajo el brazo -el primero que se lleva a casa por marcar tres goles- que "estoy feliz y contento, pero quiero mandar mucha fuerza y ánimo al pueblo gallego y a Asturias. Estar en la distancia es difícil, ha sido un poco complicado, pero hemos arrimado el hombro entre todos. Gracias a las nuevas tecnologías me enteré de todo, en mi pueblo no pasó nada grave, pero todo lo que decían de Vigo era muy malo. Tengo ganas de estar con ellos otra vez. Parecemos tontos, nos hacemos daño a nosotros mismos".

"Era un partido difícil, había que dedicar la victoria a todos aquellos que ayudaron ayer. Ya nos pasó en el Prestige. Mi madre lo sufrió en sus carnes, pero el pueblo gallego sabe sufrir y saldrá de ésta", dijo.