El Celta juvenil se jugará el próximo fin de semana en A Madroa su pase a los cuartos de final de la Copa del Rey. Los jugadores entrenados por David de Dios lograron el objetivo de no encajar gol en Vitoria, pero no tuvieron fortuna de cara a la portería rival.

Fue el Celta quien llevó el peso del encuentro en los primeros cuarenta y cinco minutos de juego. El equipo céltico fue fiel a su estilo de juego y salió a por el partido ante un Alavés que tomó excesivas precauciones defensivas. Los vitorianos trataban de controlar a los vigueses en el medio del campo, recuperando el balón para jugar a la contra con velocidad y tratar de sorprenderlos.

El paso por el vestuario no cambió la decoración del encuentro, pero con el paso de los minutos el cansancio apareció en los dos equipos y, con ello, las oportunidades de gol.

Dos de las mejores ocasiones fueron para el cuadro vigués. La primera de ellas fue para Pampín, que logró controlar el balón en el área, disparando ante un Aritz que se le echó encima. El rebote volvió a beneficiar al jugador céltico, que en esta ocasión no fue capaz de rematar de cabeza entre los tres palos.

En el tiempo añadido llegó la segunda ocasión del Celta. El protagonismo fue para Gabri, que se hizo con un balón que quedó suelto en el área. Su disparo golpeó en un defensa y se marchó fuera.

No hubo tiempo para más, señalando el colegiado del encuentro el final del partido. Un empate sin goles que deja un buen sabor de boca, aunque conscientes de que hay que mejorar en la faceta ofensiva y aprovechar las ocasiones que se le puedan presentar en el partido de vuelta.

Un partido que se disputará el próximo sábado a las 16 horas en las instalaciones de A Madroa, y que decidirá el nombre del equipo que se clasificará para octavos. El apoyo desde la grada se antoja un factor decisivo.