La larga y agotadora temporada del Celta se acabó el jueves pasado en Old Trafford. Ayer, en Mendizorroza, volvieron a fracasar los celestes en otro partido de trámite de una Liga de la que se desenchufaron hace semanas. Sesenta y cinco horas después de quedarse fuera de la final de la Europa League, al equipo de Berizzo le tocaba regresar al estadio donde sufrió el primer gran revés del presente curso y donde nunca había ganado en la máxima categoría. Con esos antecedentes, poco se podía esperar de un Celta que se presentó a la cita en Vitoria plagado de suplentes. Solo Roncaglia, Wass y Pione repetían con respecto al once inicial que empató en Mánchester. Y como ha ocurrido en las cuatro anteriores jornadas de Liga, el Celta volvió a sumar otra derrota que, sin embargo, no empaña una temporada histórica, después de las gestas alcanzadas en Europa y en la Copa.

Ayer volvió a demostrarse que la plantilla de Berizzo no da para más. Los menos habituales volvieron a protagonizar una mala actuación en la primera parte y en apenas media hora permitieron que el Alavés dejase sentenciado el partido (3-0). La situación cambió tras el descanso, con la irrupción de Iago Aspas y de Pablo Hernández, con la ayuda de Pione Sisto y de Beauvue. El moañés no pudo materializar las ocasiones de gol que tuvo. Sí acertó en el lanzamiento del penalti que el árbitro le regaló a Sisto. Aspas ya suma 18 goles en la Liga, por lo que va camino de conquistar el trofeo Zarra como mejor rematador español de la temporada. Pero no hubo posibilidades de voltear un resultado adverso que el Alavés manejó con serenidad y que Beauvue pudo acortar sobre la bocina, pero su remate se marchó al palo de la portería blanquiazul.

El guadalupeño mostró de nuevo ayer su facilidad para rematar a la primera, sin pensárselo. Eso fue lo que le faltó al delantero caribeño en la última jugada del partido de Old Trafford y que frustró las ilusiones del celtismo de que su equipo disputase la primera final europea de su historia.

Para superar cuanto antes ese varapalo, Berizzo dispuso ayer un equipo con ocho novedades, destacando la presencia del canterano Iván Villar en la portería. El morracense, de 19 años, hacía su debut en Primera División. Y no podía irle peor en su estreno, pues a los cinco minutos encajaba el primer gol en contra. El guardameta sacó en corto para Marcelo Díaz. El chileno se trastabilló con el balón, que se lo llevó Manu García para encarar a Iván Villar y superarle en la salida. Un error condenaba de nuevo a un Celta que no merecía tanto castigo, pues había iniciado el partido dominando y buscando la portería rival. Beauvue pudo empatar en el minuto 14, pero su remate de chilena lo interceptó Pacheco.

Pero las desgracias nunca llegan solas. Cuatro minutos después, Feddal anotaba de cabeza el segundo gol tras un saque de esquina. Roncaglia se había quedado enganchado en el bloqueo y el defensa marroquí remataba a placer.

El equipo de Berizzo bajó entonces los brazos y el Alavés le asestó el golpe definitivo en el minuto 36. Vigaray ganó la banda derecha sin oposición, centró y Deyverson se adelantó a Sergi Gómez para anotar el tercer tanto de los locales.

Berizzo, que ayer tuvo que seguir el partido desde la grada, junto al preparador físico del Celta, Pablo Fernández, por la sanción de ambos, se vio obligado a recurrir al primer cambio antes del descanso. Marcelo Díaz recibió un golpe en la cabeza y fue sustituido por Pablo Hernández. En la reanudación, Aspas también irrumpía en el partido y el Celta cambió de cara. Pasó a dominar el juego y a buscar con mayor peligro la portería de Pacheco. El moañés sustituía a un Bongonda que finaliza la temporada con muy malas sensaciones y con un futuro incierto en Vigo.

Aspas, en dos ocasiones, y Pione, en otra, pusieron en aprietos al guardameta de un Alavés que dio un paso atrás para defender su cómoda victoria, cedió la iniciativa y se alejó tanto de la portería de Iván Villar que no volvió a inquietar al debutante hasta el minuto 67.

De nuevo Aspas respondió con otro lanzamiento, pero el moañés tuvo que esperar hasta el minuto 77 para sumar su decimoctavo gol en la Liga. Sisto cayó en el área y el árbitro no dudó en señalar el riguroso penalti. La pena máxima la ejecutó Aspas, que mantiene un pleno en estos lanzamientos: nueve de nueve este curso.

El Alavés, con su afición disfrutando del último partido de una gran temporada en Mendizorroza, se dejaba llevar por un Celta que insistía en anotar un gol que le diese posibilidades de, al menos, pelear por un empate y romper una racha de cuatro derrotas consecutivas en la Liga. Para los locales, ya solo quedaba pensar en la final de la Copa del Rey contra el Barcelona, de la que privó a los célticos en febrero pasado.

Como entonces, el Celta se marchó de Vitoria con otra derrota, que Beauvue pudo maquillar en el tiempo de descuento pero su remate desde la derecha se estrelló en la portería de Pacheco. Este nuevo varapalo baja a los de Berizzo hasta la decimotercera posición de la tabla clasificatoria. Antes de concluir su agotadora temporada, a los célticos les esperan dos compromisos en Balaídos. El miércoles recibe al Real Madrid y puede convertirse en juez del título, por el que también pelea el Barcelona. Y este curso inolvidable para el Celta concluye el domingo 21 ante la Real Sociedad.