Como representantes del pueblo, y que cobran un pastizal de nuestros impuestos, en sede parlamentaria no pueden mentir descaradamente reprochando al Gobierno español de fomentar el odio a Cataluña, cuando es al revés. Nunca se ha escuchado a nadie del Estado español o de sus gobiernos decir nada en contra de Cataluña; es más, todos han sido demasiado indulgentes con los que desde el independentismo adoctrinan en el odio a España y los españoles. Podemos ataca ferozmente al PP acusándolo de corrupción, pero contradictoriamente busca arrimarse al PSOE, que tiene también una larga historia en ese sentido, y más vergonzosamente ampara sin reproche alguno a los gobernantes catalanes en su deriva secesionista y calla ante su enorme corrupción, (clan de los Pujol, caso Palau, "3 por cent", etc.) y su pésima gestión económica de recortes, cierre de centros de salud, etc. Por si fuera poco, le dan pábulo a la campaña de manipulación orquestada previamente por los independentistas contra Policía y Guardia Civil, sobredimensionando su intervención represora, falseando imágenes y datos de heridos.