Allí estaba yo, como todo buen paciente impaciente que se precie, esperando desesperadamente en la sala de espera del médico. Cuando ya había contado todos los tablones del suelo, leído todos los carteles anunciando hábitos de vida saludable y, me había imaginado las vidas de todas esas caras ocultas tras las pantallas de sus móviles: entonces, llegaron Thelma y Louise, con esos veintiséis años de más desde aquel lejano mil novecientos noventa y uno en los que protagonizaban una road movie en busca de nuevas experiencias lejos de "algunos hombres malos" que le habían robado lo mejor de sus vidas. Las zapatillas deportivas Puma de color rosa y las botas acordonadas en su lateral, eran claro indicio de que a pesar de sus más de setenta años, el fuego de la rebeldía continuaba ardiendo en su interior. Se sentaron como si los cuerpos de las veinte personas que habíamos decidido huir a otros lugares más placenteros en nuestra imaginación, no estuviesen allí también. Sin pensarlo un segundo, Thelma, en un alarde de modernidad desenfundó su Smartphone. Y?,¿cómo sabía yo que aquel engendro rosa era inteligente? Fue algo evidente al escuchar la frase mágica: "Me han enviado un whatsapp" le dijo a Louise. Ésta deslizando sus gafas modernas del 91, respondió: "No será ese que?" Cuando escuché las primeras líneas me di cuenta de lo equivocado que estaba al respecto de la soledad de mis padres.

¨Ya no estamos en edad de fingir que no nos importa¨, así comenzaba aquel maldito mensaje que estaba a punto de proyectar imágenes de mis progenitores haciendo uso de todas la tecnología del placer disponible del mercado hasta donde los achaques de la edad le permitiesen. Y, justo cuando estaba a punto de salir corriendo Thelma continuó leyendo: "Disponemos de andadores, pañales, bastones, pegamento para la dentadura" Por un breve instante me sentí mejor por seguir queriendo ignorar lo que ignoraba conscientemente desde mi niñez. Ahora, con hijos adolescentes me entristezco ante un futuro no tan lejano en el que la ilusión de una noche apasionada se transforme en una lista de daños colaterales del paso del tiempo.

"Y yo que pensaba que era por el sexo¨, dijo Louis subiendo las gafas nuevamente." ¿Qué tal van los problemas de próstata de tu marido?, respondió Thelma.