Compostela Aberta sigue creyendo y pensando que estamos hechos de una sola pieza y que somos el último apretón de esa tuerca que tiene ya la rosca completamente inservible. Cuantos problemas -el solo hecho de ignorarlos no los soluciona- han resuelto y cuantos más han creado; ofenda del Reino de Galicia, indigentes, "fochancas", banda de música? rara habilidad esa de magnificarlos engrandeciendo lo pequeño.

La oposición debería de mirárselo, -bien mirado- y plantarle cara de una vez, pues algo de culpa tienen, siendo copartícipes de tanta perogrullada dejarles seguir gobernando, -si a eso se le puede llamar así- después de lo ya visto. Oposición no es dejarse ir acompañándolos así, que eso será cómodo pero no adecuado a las circunstancias en que navega la capital de Galicia, ciudad sagrada para más inri. Si CA no sabe, que ya se ha visto que no, a lo mejor la culpa es toda de la oposición que ni lo sabe ver, ni ve (las dos con b) ni poner remedio.

Triste debería ser para la oposición, -vergüenza debería darles- esa constante obsesión por ver hacer las cosas mal, aunque muchos no se enteren ni se enteraran aunque los tengan enfrente. De seguir así lo que necesita la oposición es aire, mucho aire, incluso más allá del viento. Piénsenselo. No tiene -o pueda que sobre- desperdicio en sus filas.

Recuerden que hubo un tiempo -ahí sigue Conxo- en que fue necesario arbitrar la necesidad de internar a los locos. Exigencia u obligación que a todos les pareció un gran avance de la racionalidad y de la medicina preventiva, estimándose como una conquista de que los orates anduviesen por las calles e incluso pudiesen llegar a altos puestos de dignidad social o política. Pero por lo que se oye, se ve y se lee alguno debió quedar fuera, ni siquiera entrar o escaparse.

Esta locura, -que ni a tratamiento ni a medicación siquiera está- como muy dicen los ingleses, "the more it goes, it will be worse".